Lago Titicaca |
Barco de Totora |
Cementerio de trenes |
Salar de Uyuni |
El Alto |
Salimos inicialmente Santiago Pradilla, Juanes y yo hacia el
aeropuerto todo al pelo, me hicieron upgrade a business y salió el vuelo como a
las 12:30 AM a esos vuelos los llaman red eye y tiene todo el sentido del mundo
porque yo siempre quedo con los rojos más rojos imposible.
En la sala de espera había varios bolivianos con peinados
particulares un par de colombianos y una niña que iba recomendada muy muy
linda. Nos subimos al avión, despegó y me paré para charlar un rato con mis
compañeros de viaje y tenían sentada a esta niña al lado. Ya obviamente le
habían hablado y venía desde Madrid a visitar a su papá. Empezamos hablar y le
pregunté por mi prima boliviana y eran muy muy amigas y ella terminó siendo la
hija del embajador de España en Bolivia, que casualidad tan tremenda. Llegamos
al aeropuerto internacional de El Alto, que queda a 4200 msnmm y es el aeropuerto
internacional más alto del mundo, y apenas uno se baja del avión lo nota y
rápido uno camino un poco y se fatiga(y eso que somos de Bogotá a 2600 m).
Hicimos migración y la española por la fila diplomática. Había una unidad
especial de oxígeno para las personas que lo necesitaran, salieron nuestros
backpacks, nos despedimos de la española, el papá nos miró bien mal y salimos.
Tomamos un taxi hacia Ushumani, a la casa de unos tíos que
había visitado hace seis años. Después de una media hora logramos llegar y no
saben la mano de recuerdos que se me pasaron, hace seis años veníamos con
Daniela mamados, después de un viaje de 1 mes en Perú y del peor bus que me ha
tocado en mis viajes de 10 horas desde Cuzco y a unos -5 grados y Daniela y yo
aguantando frío y mamados. Llegamos a esta casa y nos renovamos totalmente, una
casa anarajada con la vista más linda de toda La Paz y con las personas más
increíbles que no lo pueden tratar mejor a uno. (Para más info de ese viaje
buscar en el historial de sus mails en
junio 2006).
Timbramos como a las 5 AM, Roberto y Rosmarie nos estaban
esperando, nos abrieron y a tomar mate de coca para empezar a acostumbrarnos
que ya todos nos estábamos sintiendo un poco mal. Nos fuimos a dormir y al
prepararnos para nuestro siguiente día. Nos levantamos como a las 9 desayunamos
y nos organizamos para ir al lago Titicaca con la familia Botero que se
ofrecieron a llevarnos. Nos alistamos, la ducha tiene la vista más espectacular
del mundo) y al poco tiempo ya estábamos todos montados en la camioneta.
Salimos y ya uno se da cuenta que está en Bolivia, todas las
cholas con sus sombreros bien pequeños, que no les tapa ni medio rayo de sol,
sus faldas y sus trenzas largas y cogidas. Salimos de La Paz hacia El Alto y de
ahí el plan era ir hasta el Titicaca. Ese día era domingo de ramos y nos tocó
vivir la bonita experiencia de un domingo de ramos en El Alto que significa que
todo e mundo tranca la calle y los carros se quedan totalmente quietos, lo
bueno es que uno le toca la feria. Santiago y yo nos bajamos a caminar mientras
podíamos salir y estaba todo el mundo vendiendo sus cosas, pasta, fetos de
llama (las usan como ofrenda a la pacha mama), estrellas de mar para comer,
miel y de todo lo que se puedan imaginar.
Pasamos por al frente de un parque temático donde las ruedas
eran impulsadas por dos tipos y la mayoría de las mujeres con sus trajes
típicos, sus sombreros y su olor particular. Lo chévere es que en todo el
camino uno ve nevados por todas partes, desde el lago, desde la Paz y desde la
mayoría de la carretera.
Empezó a llover, las cholitas (entre más gorditas más atractivas) sacan una
bolsa para ponerle al sombrero, lo cubren contra el agua y se lo vuelven a
poner (esos sombreros son bien finos y los cuidan mucho). Ahí nos fuimos hasta
el carro y después de un buen tiempo ya estábamos en camino hacia el Titicaca.
Llegamos a un restaurante muy bueno nos pedimos unas buenas truchas doradas,
comimos marraquetas (un pan típico de acá), nos quedamos un rato en el lago y
nos devolvimos. Ese lago tiene cosas bien chéveres, como la isla del sol y la
luna, las islas de los uros pero en este paseo no fuimos, con Daniela estuvimos
en el 2006 y bien bien chévere. Nos quedamos un rato y devuelta para La Paz.
Llegamos por la noche y a dormir.
Siguiente día nos levantamos con una “buena mañana” y era el
día para conocer La Paz, desayunamos y salimos a tomar un trufi, un taxi compartido
donde uno se mete con 5 personas más, tres adelante (con el chofer) y tres
atrás, igual que los boteros en Cuba.
Llegamos y nos bajamos en el centro y no es una ciudad muy
linda, tiene sus partes interesantes, un olor particular a exhosto (nunca había
escrito esta palabra) buena parte del tiempo y una zona colonial chévere.
Caminamos por el centro, hoy en día no se puede subir a cúpula de la iglesia de
San Francisco, le pregunté a una vieja una dirección con acento boliviano algo
y me respondió en inglés de lo malo que lo hablé… Un día bien relajado,
caminamos mucho, compramos los tiquetes del tren, esperando casi 1 hora a que
llegara el sistema y finalmente a la casa. Esa noche comimos familiarmente,
después de cada comida nos quedábamos hablando bastante y riéndonos muchísimo
de diferentes cuentos.
Levantada a las 5AM y el taxi nos estaba esperando para ir a
la estación de bus listos para irnos a Oruro y encontrarnos con el resto del
equipo. Llegamos y todos ya estaba esperándonos ahí. Los integrantes que
llegaron ese día fueron:
Daniela Gracia
Gabriel Ferrero
Ana Ferrero
Camilo Ferrero y
Pedro Gaitán.
Tenían un chocolate caliente bien aguado pero rico, la gente
de la estación grita todo el tiempo el destino a donde sus buses van y
caminamos hacia el grito de “Oruro ruro ruro” es bien chistoso como todo el
mundo grita. Al final varios también gritábamos y lo hacíamos bastante bien.
Compramos el tiquete de bus de 4 horas por menos de 4 USD, (el gobierno
subsidia ridículamente la gasolina) y por lo general todo acá es bien bien
barato, una Coca Cola de 190ml cuesta 0.15 USD. Gabriel tenía que ir al baño y
no lo esperaron, entonces le tocó optar por la botella y es un experto. Yo no
hago eso desde bien pequeño pero es una buena forma de descansar. El bus muy
bueno hacia Oruro, nos recibió un monumento dorado, que es el casco de un
minero, en ese punto el chofer me paró de bacán porque tenía muchas ganas de
hacer pipi y preferí no optar por la botella y me dijo que en cualquier esquina
podía hacer pipi. Acá la gente incluyendo mujeres (no todas) hacen pipi
públicamente en las calles y andenes, se suben sus faldas y hacen pipi. Hubo un
muy buen descanso, el bus me estaba esperando me subí y seguimos hacia la
estación de bus. Llegamos por la mañana y teníamos como 5 horas para que
saliera el tren. Nos fuimos a la plaza nos comimos un buen desayuno de sopa de
maní y unos platos de cordero y pagamos menos de 15 USD por el desayuno de los
8. Y de ahí nos fuimos a esperar por varias hora hasta que saliera el bus. Nos
pusimos a mascar coca con lejía, una piedra que ayuda a sacarle más sustancia a
las hojas de coca, compramos mercado, algo de pólvora para echar en el salar y
directo al tren. Acá no tienen la cultura de tomar nada frío, uno pregunta si
tienen cerveza fría y dicen, fría fría como el clima. Todo está al clima.
A mi me gusta mucho montar en tren y sobre todo en estos
países donde uno ve mucho de la cultura de los sitios y este nos tocó en
especial olerla, la técnica de los baños es igual a la de india que hay un
hueco y todo cae a la tierra.
Nos subimos en la cabina económica cuadramos las sillas para
que tuviéramos una semi sala, Juanes y Pradilla fueron a comprar unas tuercas
en una ferretería que nos servirían como chips para nuestra partida de poker, y
empezó el viaje muy puntualmente. La gente se despedía, había señoras llorando
y despidiéndose mientras el tren se alejaba. Yo también me despedía de los que
se quedaban y todos me sonreían y también se me despedían meneando las manos.
El tren arranca y el viaje se empieza a poner muy
emocionante, uno empieza por la mitad de un lago lleno de flamingos, patos,
pájaros. Atrás unas montañas divinas y unos paisajes ridículos, uno ve vicuñas
salvajes, avestruces criollas, mejor dicho todo increíble.
En el tren abrimos unas buenas botellas de vino boliviano
que es absolutamente delicioso, pusimos nuestra mesa de poker (un pedazo de
cartón) repartimos las fichas y empezó la ronda con un premio final de 200
Bolivianos entre Pradilla, Juanes Pedro y yo, después de una final ardua entre
Juanes y yo, terminé ganando con una buena mano de poker. En ese momento ya
íbamos unas 2 horas de tren y sólo faltaban 5. Los cuatro de la sala vecina se
durmieron un buen tiempo, jugamos continental (Pedro ganador), sapo sapito
sapo, en el baúl de mi abuela (Ana ganadora) y tomar vino, no había mucho más
por hacer. Un dilema que tuvimos todo el tiempo era entre arena y olor, si
abríamos las ventanas se entraban toneladas de arena cada segundo pero si
cerrábamos el olor nos obligaba a abrirlas, por ende llegamos todos a Uyuni con
5 kilos de arena en nuestro pelo, pulmones y ropa. Nos fuimos al hostal cuadramos
todos los planes, nos prepararon unas hamburguesas bien grasosas y a dormir. El
día siguiente nos esperaba el famoso salar de Uyuni.
Nos levantamos desayunamos compramos algo de mercado y a las
10 AM ya estábamos saliendo en nuestras camionetas y con Damian y Germán,
nuestros conductores. Acá la gente es querida pero todos ponen como una barrera
que hace que uno no se entere mucho de la vida de ellos y que las
conversaciones no fluyan. Arrancamos cuatro personas por carro al un cementerio
de trenes y finalmente hacia el salar, después de unos 45 minutos uno ya
empieza a ver como un espejo donde se reflejan las montañas y finalmente uno
llega al salar.
Es un sitio absolutamente espectacular, uno sólo ve blanco
hasta que se acabe el mundo, un par de flamingos volando, es impresionante,
había muy buen sol y acá es bien necesario tener gafas de sol por todo lo que
refleja y por la luz que llega de todas partes. Pero toca vero sin gafas
también. Es de los sitios más increíbles donde he estado. Uno no se la cree
cuando está acá, cuando Amstrong estuvo en la luna este sitio le impresiono
desde el espacio por lo grande y blanco que es, tiene más de 10,500 Km2. Bueno
ahí nos tomamos una buena serie de fotos y nos subimos todos a los techos de
las camionetas y a meternos hacia diferentes sitios del salar. Hace bastante
frío, el viento es frío y estábamos a unos 3,800 metros, y se siente cuando uno
corre, salta o hace algo de ejercicio. Ese paseo en el techo de las camionetas
es increíble, uno está en un salar gigante, sin carreteras, con todo el viento
pasándole al lado y con los paisajes más increíbles del mundo. Llegamos a un
sitio donde hay como unos charcos grandes de agua que hace que todo se refleje
increíble y toda esa agua es obviamente bien salada que al final todas las
gotas en la ropa quedaban blanca. En ese sitio todo el cielo se reflejaba, uno
se siente en otro planeta. Ahí almorzamos, nos tomamos unas botellas de vino,
pusimos buena música y a disfrutar, todos estaban con muy buena energía y estábamos
en el salar, qué más podíamos pedir, la gente bailaba se reían, mejor dicho
increíble. Este es un muy buen sitio para broncearse porque le llega luz por
todas partes, entonces todos los hombres nos empelotamos y a broncearnos en el
Salar, hubo buenas sesiones de fotos tomadas por las niñas, los conductores
sólo se reían y terminé con la espalda bien ardida por ese chiste, obviamente
nada de protector. Nos quedamos un rato ahí y ya era hora de irnos para el
hotel.
Nuestro hotel de esa noche es un hotel todo hecho de sal y
en la mitad del salar, las paredes son de sal, hay unas esculturas de sal,
bueno ahí nos quedamos un rato, no había luz que es algo que me gusta mucho,
ojalá a nuestros hijos les toque sitios donde no entre un celular y tengan
sitios a donde ir donde no tengan luz. Esa noche prendimos una vela y nos
pusimos hablar adentro. El viento que hace acá es bien fuerte y el sonido del
viento acá es impresionante. Bueno nos pusimos hablar bobadas y empezaron a
contar chistes, al lado teníamos unos vecinos jugando cacho con unos dados de
sal y apenas empezó la tanda Juanes los interrumpió para que oyeran los
chistes. Resultaron siendo dos colombianos tres colombianos y una boliviana y
unos bacanes. Había un caleño que se emocionó con el tema y no paraba de contar
chistes. Comimos juntos y a dormir.
Apenas me meto a mi cama tenía el peor colchón donde he
podido dormir, sentía cada resorte en mi cuerpo y no había chance que fuera a
dormir en esa cama. Afortunadamente las camas eran medio amplias y me fui
directo a la cama de Pradilla y a dormir juntos. Nos quedamos hablando un buen
rato con Pradilla y Juanes y listos para la levantada al día siguiente para ver
el amanecer. Nos levantaron como a las 5:40 AM y a esperar que salga el sol. En
el salar se hacen unos hexágonos perfectos que se ven muy chévere y con el
amanecer se alcanza a ver algo de sombra y muy chévere. Esperamos a que saliera
el sol, sale atrás hay unos nevados que se empiezan a poner rojos, la sombra
que uno tiene a esa hora es gigante y otra vez para el carro ahora hacia laguna
verde. Salimos en los carros, nos pasaron unos 30 flamingos volando y empezó
nuestro día.
Les quedo debiendo la segunda parte.
CHB