"Christopher
qué dicha!!! cuídese la pata, celebrar con euforia bajo techo es una
actividad bien peligrosa. Una vez me puse a bailar salsa
en la ducha y me corté en el pié con el grifo de la tina jaja
Le mando un abrazo bien grande!!! "
Ahora si con el Mail,
Llegaron
por mi rumbo Amboseli, unas buenas horas de carro con Michel, Taz y
Mateo. Michel lleva acá más de un año y está montando su empresa
que es todo un reto. No sólo por empezar algo de ceros sino por el país y
su gente donde lo está haciendo que implica plata para todo. Una
licencia, permiso, papel, certificación absolutamente todo tiene que
tener un soborno, propina o como lo quieran llamar,
asociada. Eso me parece horrible, no creo que pueda vivir teniendo que
lidiar con esto todo el tiempo... La camioneta que compró tenía 38,000
Km y después de un tiempo se dio cuenta que le habían borrado un 2 antes
del 38,000. La camioneta tenía 238,000 km.
A su socio le compraron su camioneta con cheques de gerencia
certificados, el banco los acepta y después de 4 días se dan cuenta que
son chimbos y le quitan su plata, camioneta robada. Varios cuentos así
se repiten a diario...
La
carretera muy buena, después de 4 horas llegamos a nuestro "Tented
Camp" nos reciben el la puerta con toallas verdes y olorosas para
limpiarnos las manos y la cara. Después de la bienvenida para nuestras
habitaciones. El hotel tiene un restaurante muy africano con una vista a
las sabanas con una buena piscina. Nos llevan a nuestros cuartos, no se
imaginan los cuartos. Son carpas muy equipadas
con camas muy cómodas adentro y unos baños gigantes, cuando uno está
sentado en el inodoro tiene una muy buena vista al parque, los baños con
vista me gustan. La experiencia de Safari acampando y Safari en hotel
bueno es bien diferente.
La
vista de todas las habitaciones es el Kilimanjaro, estaba algo nublado y
por la tarde se abrió un poco. Esa montaña es muy imponente,
la vista desde acá es mucho más linda que desde Tanzania. Tenía buena
nieve, uno se acuesta en unas asoleadoras afuera de la carpa a ver esta
montaña. Esta es la montaña que más quiero de todas, saber que uno
estuvo en la cima en el 2009 es algo que me emociona
mucho. Me da alegría verla ahí parada. Pura sabana y aparece este
monstruo ahí, sola parada.
Todos
estábamos muy contentos, llegó la hora de comer mirando a un lago
iluminado que hace que los animales se acerquen a tomar agua. Esta
noche teníamos a un elefante muy sediento que se quedó ahí un buen
tiempo mientras comíamos con unas cervezas micheladas. Es tranquilidad y
paz absoluta, los grillos y ranas cantan, no se oyen más ruidos y uno
comiendo en África una comida deliciosa mientras
mira al elefante tomar agua y mover sus orejas. Absolutamente mágico.
Le
preguntamos al manager si podíamos hacer un Safari nocturno en nuestro
carro, nos dijo que hiciéramos un Safari en el carro del hotel
gratis, para que viviéramos la experiencia y así fue. Alistar las
linternas poderosas y arrancamos. Estaba haciendo algo de frío, los
animales de noche se ven es por el brillo de los ojos, con la linterna
reflejan y uno para. En esta área de conservación pocos
animales, vimos un conejo, un par de pájaros y al final salieron unos
buenos elefantes. Eso compuso nuestro Safari nocturno.
Este
era el primer Safari de Mateo y eso sube mucho las ánimos. Decía "no
parce esto si es mucha chimba" y uno se emociona más de lo que
está viviendo, viendo elefantes salvajes de noche en un carro abierto.
Muy muy chévere. Llegamos a dormir a la carpa, cada cama con su bolsa de
agua caliente adentro, luces bajas amarillas y los grillos cantando
afuera. Alarma a las 5 AM para tratar de ver
el Kilimanjaro despejado.
Empezó
a salir el sol, el Kilimanjaro efectivamente estaba destapado sin nubes
ni neblina. Es algo que me emociona mucho, sacamos unas cobijas
con Mateo a las asoleadoras afuera de la carpa y nos acostamos esperado a
que terminara de salir el sol, mientras oíamos "The Circle of life" del
Rey León. En menos de 5 minutos una nube llegó, nos tapó la vista
totalmente, el Kilimanjaro nos saludó y se fue
muy rápido.
Desayunamos,
le dimos la vuelta a todo el hotel para conocer los diferentes tipos de
habitaciones y rumbo a Amboseli National Park, un parque
famoso por sus elefantes de colmillos grandes y por tener la vista del
Kilimanjaro. En menos de 40 minutos ya estábamos en la puerta. En la
entrada yo dije que estaba casado con una Maasai para ver si me daban
precio de residente mostrando mi anillo Maasai.
Los guardias me dicen que les muestre mi otra pulsera de matrimonio que
debe estar en mi pie, obviamente no la tenía y aprendimos que también
usan pulsera de compromiso. En este tipo de viajes si que aplica que uno
aprende algo nuevo todos los días. Algo del
mundo, de las personas y mucho de uno.
Pagamos
tarifa plena para todos los permisos y ya estábamos adentro. Estos
parques son áreas muy grandes sin cercar llenas de vida salvaje.
Mateo
decía, "E ave María, esto si es muy lindo hombe" me alegraba el rato.
Estaba muy emocionado de ver elefantes, la experiencia en verdad
si es única, ver a esos animales en su estado natural haciendo lo que
quieran y muy cerca de uno...el estar con una persona que es su primer
Safari sube la buena energía sustancialmente. Los elefantes meneaban sus
orejas para enfriar la sangre, se metían a
los lagos, jugaban con el agua. Las gacelas corrían en conjunto,
saltaban echando las dos patas para atrás, pura película. Estábamos
esperando a que el Kilimanjaro nos saludara pero en el parque no
apareció, todo el tiempo tapado por las nubes.
Dimos
una buena vuelta, almorzamos nuestro almuerzo empacado en una cima con
una vista espectacular, con pájaros de colores pidiéndonos
comida, familias de elefantes caminando, viento moviendo los árboles. Ya
era hora de salir, si uno se queda más tarde que las 7PM lo multan.
Íbamos
medio rápido listos para salir, Michel frena y grita Cheetah. Si
señores teníamos un cheetah al frente nuestro. Taz se salió por
la ventana, el Cheetah nos miró, se asustó y se empezó a mover bien
rápido en dirección contraria a la nuestra. Ese animal me gusta mucho,
su forma de moverse muy elegantemente entre el pasto siempre me a
impactado, además es el más rápido del mundo cuando
corre. Nos quedamos mirándolo un buen tiempo hasta que se desapareció
con la luz roja del atardecer iluminando. Esa fue nuestra despedida del
parque esa tarde.
Nuevo
hotel, mucho más masivo, menos lujoso que el primero(siendo muy muy
bueno y cómodo), uno no se siente tan exclusivo. Tener 70 carpas
al lado es diferente a tener sólo 8. Uno como se mal acostumbra.... Nos
pusimos el vestido de baño y a nadar. Había una luna llena arriba bien
linda que alumbraba la piscina. Cominos con unas cervezas micheladas y a
dormir. Alarma bien temprano para poder ver
el Kilimanjaro madrugados.
Nos
levantamos para ver si teníamos el Kilimanjaro al frente, estaba bien
tapado y nublado. Mateo me decía "no mijo, esos truenos al lado
del Kilimanjaro lo tienen puteado parce" y tenía toda la razón, esos
truenos tenían bien escondida la montaña. Antes que amaneciera entramos
al parque, los permisos son válidos por 24 horas, la mayoría del tiempo
Taz y yo nos salíamos por las ventanas en búsqueda
de animales. Ella mirando a un lado y yo a otro. Fue tanta la conversa
que Michel y Mateo nos dijeron que si seguíamos hablando no buscábamos
animales, estaban en lo cierto. Uno mira a los ojos a la otra persona y
se olvida de lo que está atrás. Tratamos de
hablar sin mirarnos a los ojos, es un sentimiento muy muy raro, al final
siempre terminábamos mirándonos. Había varios impalas jóvenes medio
jugando y peleando, el juego consistentes estrellar los cachos del uno
con otro, el sonido que se produce es de puro
documental, y uno ahí viéndolo, oyéndolos y sonriendo...bien bien
chévere.
Fue
un Safari mañanero relativamente rápido, mientras uno maneja no es
recomendable pisar boñiga de elefante porque casi siempre tienen
espinas muy largas que pueden pinchar el carro. Salimos del parque y
teníamos un largo día por delante. Fuimos al hotel desayunamos, nos
alistamos y ha visitar a unos amigos Maasai de Michel. Maasai de verdad,
no contaminados por los turistas, que sólo lo ven
a uno como una bolsa de plata. Eso hace toda la diferencia de la vida.
Maasai que no cobran por fotos, toures, nada.
Llegamos
a la bouma(conjunto de casas) de Kereko (amigo Maasai de Michel),
estaba él con su familia. Los Maasai son una tribu que me gusta
mucho, totalmente colorida y con todo tipo de adornos que hacen que se
vean bien especiales. Las orejas de las mujeres con unos huecos de unos 5
cm de diámetro cargados de decoraciones. Collares de shakiras coloridos
de todos los tamaños en el cuello, muñecas
y tobillos. Hay un par con collares llenos de llaves pequeñas, les
parece un lindo implemento para hacer sus collares. Toda la familia
sonriéndonos. Muy emocionante estar ahí con ellos.
El número de esposas depende de la riqueza del hombre, Kereko tiene dos esposas y 12 hijos
Las esposas son las encargadas de construir las casas
El hombre duerme en un cuarto con los hijos
La mujer duerme en otro cuarto con las hijas
Nos
bajamos, los chiquitos vienen a saludar, se ponen mirando al piso y le
ponen las cabezas con su pelo bien cortico a uno para que le
pongamos nuestras manos encima como signo de respeto. Acá hay muchas
moscas, pareciera que ya ni les molestan, les caminan en la cara, boca y
relajación total. Nos sentamos en la mesa y nos traen una bebida. Un
buen vaso de leche, en los Maasai las vacas y
la leche hacen parte fundamental de sus vidas. La leche tenía su sabor
ahumado, como la de camello pero mucho más rica y a mi me gusta bastante
la leche. Cada día apreció más haber tenido tanto contacto con el campo
cuando era chiquito, lo he hablando con varias
personas en este viaje y la conclusión es que tiene un impacto directo
en la forma de ser de las personas. Ese impacto me parece muy positivo.
Una
de las esposas de Kereko, nos había preparado almuerzo y nos cominos un
buen cabro con papa. Una vez terminamos, Taz preguntó si podíamos
entrar a una de las casas, nos sonrieron y nos invitaron. Son unas
chozas hechas con barro/boñiga de no más de 1,7 m de alto. Con dos o más
compartimientos, la cocina y los cuartos. Entré agachado, adentro es
totalmente oscuro, ni hablar de electricidad ni
acueducto, huele como a humo, apenas uno entra no ve absolutamente nada,
la pupila se agranda y ya uno ve algo. Tienen unas ventanas de no más
de 10 cm x 10 cm. Esto evita que las moscas entren. Vimos la cocina y el
cuarto de su esposa. Adentro yo ya estaba
sudando pesado, el colchón es un pedazo de tabla que de acolchonado no
tiene nada y dicen que por las noches hace mucho frío.
Muy
muy emocionante, salimos de la casa, había llegado una vecina, mi
Maasai favorita, no sonreía para ninguna foto, para todo lo demás
siempre mostraba sus dientes chuecos. Pude tener una muy buena sesión de
fotos con ellas, les mostraba las fotos y quedaban impresionadas, se
reían, se arreglaban, se miraban sus dientes, lo máximo. Estaba teniendo
sesiones de fotos con los Maasai en Kenya,
qué más podía pedir...
En
un momento sonó la alarma del carro, todos se asustan, miran el carro
impresionados, no es un sonido nada común para ellos. También había
un guerrero Maasai de 20 años con su vestimenta típica, su pelo
artificial muy bien puesto, son bien altos, musculosos y como diría mi
mamá, bien plantados. Hay un libro de una gringa que se enamoró de uno
de ellos y se volvió Maasai (The White Maasai).
El
guerreo me pidió la cámara, le mostré como tomar fotos, se puso a tomar
fotos muy contento, todos sonrientes, veían las fotos y quedaban
impresionados. Mientras le explicaba cosas de mi cámara se acercaron
unos chiquitos a mirar también. Me tocaban el pelo, para ellos el pelo
de un muzungu como yo es muy raro. A ellos no les crece nada parecido,
lo miran lo tocan, ya me había pasado antes y
me gusta (mi peluquera en Bogotá siempre me dice que mi pelo es de
excelente calidad).
Queríamos
caminar por la zona, nos fuimos con la hija de Kereko y otro Maasai. En
esta zona hay buenas jirafas y cebras, entonces mientras
uno camina se le pasan al lado, corren, las cebras hacen sus sonidos.
Subimos una montaña y empieza a tronar a la distancia, las nubes grises
se empiezan a sentir más cerca y empieza a medio llover. Empezamos a
devolvernos al carro y ahí se empezó a llover
pesado. La velocidad de las piernas aumenta mientras más llovía, me
gusta correr con lluvia, no sé uno por lo general siempre evita mojarse
con la lluvia, pero desde que no haga frío es bien rico, debe ser hasta
saludable. Todos corríamos, nos reíamos, pasamos
un buen número de cebras mientras seguíamos al Maasai guía con su sábana
roja muy típica que se movía con el viento y con sus saltos. Llegué
después de un tiempo con mis bóxers y toda mi otra ropa mojada. Me
cambié de camiseta y ya era hora de devolvernos.
Nos quedaban horas de camino de regreso.
Nos
despedimos, arrancamos, teníamos que pasar por un río que se había
crecido por la lluvia. Por tanta agua ya no podíamos pasar, en este
país todo es con paciencia y disfrute. Uno no saca nada estresándose por
nada, estoy seguro que en estos meses es donde menos estrés he tenido
en mi vida, pura relajación. Estado ideal de un ser humano como yo =
viajando. Nada que hacer. Esperamos como una
hora, el río bajó y arrancamos. En esas las nubes se mueven y el
Kilimanjaro sale, que mejor forma de acabar el día, estaba bien nevado e
imponente como siempre, se despidió de nosotros. Nos devolvimos a
Nairobi y nos despedimos. Llegué a la casa a las 10 PM,
todos los miembros de la casa me dijeron unas palabras muy lindas para
mi despedida. Me quedé con Juliana hasta la 1 AM y a las 3AM pasaron por
mi, tenía un vuelo a Egipto conectando 14 horas en Etiopía.
Estaba
acabado del sueño, el cerebro de uno no funciona nada bien en ese
estado. En el avión ya me sentía en Etiopía practicando mi Amharic,
el vuelo me lo dormí todo. Devuelta por Etiopía, gente sonriente y
querida. Llevé las maletas al counter y me encuentro con un backpacker
del hostal de Tanzania, nos saludamos y me cuenta que estuvo visitando a
Lucy, (el esqueleto de uno de los primeros homínidos
del mundo hace 3,2 millones de años) y ya estando acá como no visitarla.
Salí, me fui caminando hasta el Museo Nacional. Me gustan estas calles,
las conozco, la música local suena y a uno como que se le empiezan a
mover los hombres inconscientemente, un señor
me saludó y nos fuimos caminando juntos. Lucy interesante pero aparte de
ella en el museo no hay nada, me devolví al aeropuerto. El primer día
de viaje había tenido problemas con mi maleta y Vicky, una señora muy
querida de acá me había ayudado y fui a visitarla.
Vicky
muy querida me sonríe, se acuerda de mi y me trae té con pan. Me dice
que si no tengo planes de almuerzo puedo ir con ella y sus amigas
a comer Injera, así fue. Fuimos a un restaurante local, ellas tenían su
almuerzo traído de la casa lo ponen en el centro y todos comemos con
nuestra mano derecha. Vicky estaba preocupada que yo probara lo que no
había comido antes en Etiopía, me pidió dos platos
del que todos cominos (me gusta que todo el mundo coma del mismo plato).
Yo dije que yo me encargaba de las bebidas y pedí mi última Meta
Premium (cerveza), ellas por estar trabajando no podían tomar alcohol,
pidieron gaseosas. Acabamos, fui a pagar la cuenta
de los platos y las bebidas y Vicky ya las había pagado... Me dice que
si ella va a Colombia yo la invitó a almorzar allá, ojalá así sea.
Ya
pasaron 2 meses desde que arranqué, 2 meses de felicidad pura y
absoluta, de conocer gente de otro mundo, parecen los personajes buenos
de todas las películas unidos, unidos para mi película de este año. Este
mundo está lleno de gente increíble, queriéndolo ayudar a uno, deberían
prohibir esos programas, películas de violadores, asesinos y todo tipo
de porquerías en serie. Uno se puede volver
bien desconfiado, en verdad son menos que el 0,00001% de la población.
(Cifra calculada por mi) Aún así seguiré siempre con los ojos bien
pendientes como le prometí a mi abuelo.
Ahora rumbo a Egipto con su historia, Nilo y Mar Rojo.
Los quiero,
CHB
No hay comentarios:
Publicar un comentario