Travel

Travel
Mama Chungu, Tanzania 2009

jueves, 24 de abril de 2014

De Safari en Kenya con sus Maasais‏





























Recomendación de mi mejor amigo laboral por el Mail pasado que me alegró mi día:

"Christopher qué dicha!!! cuídese la pata, celebrar con euforia bajo techo es una actividad bien peligrosa. Una vez me puse a bailar salsa en la ducha y me corté en el pié con el grifo de la tina jaja

Le mando un abrazo bien grande!!! "

Ahora si con el Mail,

Llegaron por mi rumbo Amboseli, unas buenas horas de carro con Michel, Taz y Mateo. Michel lleva acá más de un año y está montando su empresa que es todo un reto. No sólo por empezar algo de ceros sino por el país y su gente donde lo está haciendo que implica plata para todo. Una licencia, permiso, papel, certificación absolutamente todo tiene que tener un soborno, propina o como lo quieran llamar, asociada. Eso me parece horrible, no creo que pueda vivir teniendo que lidiar con esto todo el tiempo... La camioneta que compró tenía 38,000 Km y después de un tiempo se dio cuenta que le habían borrado un 2 antes del 38,000. La camioneta tenía 238,000 km. A su socio le compraron su camioneta con cheques de gerencia certificados, el banco los acepta y después de 4 días se dan cuenta que son chimbos y le quitan su plata, camioneta robada. Varios cuentos así se repiten a diario... 

La carretera muy buena, después de 4 horas llegamos a nuestro "Tented Camp" nos reciben el la puerta con toallas verdes y olorosas para limpiarnos las manos y la cara. Después de la bienvenida para nuestras habitaciones. El hotel tiene un restaurante muy africano con una vista a las sabanas con una buena piscina. Nos llevan a nuestros cuartos, no se imaginan los cuartos. Son carpas muy equipadas con camas muy cómodas adentro y unos baños gigantes, cuando uno está sentado en el inodoro tiene una muy buena vista al parque, los baños con vista me gustan. La experiencia de Safari acampando y Safari en hotel bueno es bien diferente.

La vista de todas las habitaciones es el Kilimanjaro, estaba algo nublado y por la tarde se abrió un poco. Esa montaña es muy imponente, la vista desde acá es mucho más linda que desde Tanzania. Tenía buena nieve, uno se acuesta en unas asoleadoras afuera de la carpa a ver esta montaña. Esta es la montaña que más quiero de todas, saber que uno estuvo en la cima en el 2009 es algo que me emociona mucho. Me da alegría verla ahí parada. Pura sabana y aparece este monstruo ahí, sola parada.

Todos estábamos muy contentos, llegó la hora de comer mirando a un lago iluminado que hace que los animales se acerquen a tomar agua. Esta noche teníamos a un elefante muy sediento que se quedó ahí un buen tiempo mientras comíamos con unas cervezas micheladas. Es tranquilidad y paz absoluta, los grillos y ranas cantan, no se oyen más ruidos y uno comiendo en África una comida deliciosa mientras mira al elefante tomar agua y mover sus orejas. Absolutamente mágico.

Le preguntamos al manager si podíamos hacer un Safari nocturno en nuestro carro, nos dijo que hiciéramos un Safari en el carro del hotel gratis, para que viviéramos la experiencia y así fue. Alistar las linternas poderosas y arrancamos. Estaba haciendo algo de frío, los animales de noche se ven es por el brillo de los ojos, con la linterna reflejan y uno para. En esta área de conservación pocos animales, vimos un conejo, un par de pájaros y al final salieron unos buenos elefantes. Eso compuso nuestro Safari nocturno. 

Este era el primer Safari de Mateo y eso sube mucho las ánimos. Decía "no parce esto si es mucha chimba" y uno se emociona más de lo que está viviendo, viendo elefantes salvajes de noche en un carro abierto. Muy muy chévere. Llegamos a dormir a la carpa, cada cama con su bolsa de agua caliente adentro, luces bajas amarillas y los grillos cantando afuera. Alarma a las 5 AM para tratar de ver el Kilimanjaro despejado.

Empezó a salir el sol, el Kilimanjaro efectivamente estaba destapado sin nubes ni neblina. Es algo que me emociona mucho, sacamos unas cobijas con Mateo a las asoleadoras afuera de la carpa y nos acostamos esperado a que terminara de salir el sol, mientras oíamos "The Circle of life" del Rey León. En menos de 5 minutos una nube llegó, nos tapó la vista totalmente, el Kilimanjaro nos saludó y se fue muy rápido. 

Desayunamos, le dimos la vuelta a todo el hotel para conocer los diferentes tipos de habitaciones y rumbo a Amboseli National Park, un parque famoso por sus elefantes de colmillos grandes y por tener la vista del Kilimanjaro. En menos de 40 minutos ya estábamos en la puerta. En la entrada yo dije que estaba casado con una Maasai para ver si me daban precio de residente mostrando mi anillo Maasai. Los guardias me dicen que les muestre mi otra pulsera de matrimonio que debe estar en mi pie, obviamente no la tenía y aprendimos que también usan pulsera de compromiso. En este tipo de viajes si que aplica que uno aprende algo nuevo todos los días. Algo del mundo, de las personas y mucho de uno.

Pagamos tarifa plena para todos los permisos y ya estábamos adentro. Estos parques son áreas muy grandes sin cercar llenas de vida salvaje.

Mateo decía, "E ave María, esto si es muy lindo hombe" me alegraba el rato. Estaba muy emocionado de ver elefantes, la experiencia en verdad si es única, ver a esos animales en su estado natural haciendo lo que quieran y muy cerca de uno...el estar con una persona que es su primer Safari sube la buena energía sustancialmente. Los elefantes meneaban sus orejas para enfriar la sangre, se metían a los lagos, jugaban con el agua. Las gacelas corrían en conjunto, saltaban echando las dos patas para atrás, pura película. Estábamos esperando a que el Kilimanjaro nos saludara pero en el parque no apareció, todo el tiempo tapado por las nubes.

Dimos una buena vuelta, almorzamos nuestro almuerzo empacado en una cima con una vista espectacular, con pájaros de colores pidiéndonos comida, familias de elefantes caminando, viento moviendo los árboles. Ya era hora de salir, si uno se queda más tarde que las 7PM lo multan. 

Íbamos medio rápido listos para salir, Michel frena y grita Cheetah. Si señores teníamos un cheetah al frente nuestro. Taz se salió por la ventana, el Cheetah nos miró, se asustó y se empezó a mover bien rápido en dirección contraria a la nuestra. Ese animal me gusta mucho, su forma de moverse muy elegantemente entre el pasto siempre me a impactado, además es el más rápido del mundo cuando corre. Nos quedamos mirándolo un buen tiempo hasta que se desapareció con la luz roja del atardecer iluminando. Esa fue nuestra despedida del parque esa tarde.

Nuevo hotel, mucho más masivo, menos lujoso que el primero(siendo muy muy bueno y cómodo), uno no se siente tan exclusivo. Tener 70 carpas al lado es diferente a tener sólo 8. Uno como se mal acostumbra.... Nos pusimos el vestido de baño y a nadar. Había una luna llena arriba bien linda que alumbraba la piscina. Cominos con unas cervezas micheladas y a dormir. Alarma bien temprano para poder ver el Kilimanjaro madrugados.

Nos levantamos para ver si teníamos el Kilimanjaro al frente, estaba bien tapado y nublado. Mateo me decía "no mijo, esos truenos al lado del Kilimanjaro lo tienen puteado parce" y tenía toda la razón, esos truenos tenían bien escondida la montaña. Antes que amaneciera entramos al parque, los permisos son válidos por 24 horas, la mayoría del tiempo Taz y yo nos salíamos por las ventanas en búsqueda de animales. Ella mirando a un lado y yo a otro. Fue tanta la conversa que Michel y Mateo nos dijeron que si seguíamos hablando no buscábamos animales, estaban en lo cierto. Uno mira a los ojos a la otra persona y se olvida de lo que está atrás. Tratamos de hablar sin mirarnos a los ojos, es un sentimiento muy muy raro, al final siempre terminábamos mirándonos. Había varios impalas jóvenes medio jugando y peleando, el juego consistentes estrellar los cachos del uno con otro, el sonido que se produce es de puro documental, y uno ahí viéndolo, oyéndolos y sonriendo...bien bien chévere.

Fue un Safari mañanero relativamente rápido, mientras uno maneja no es recomendable pisar boñiga de elefante porque casi siempre tienen espinas muy largas que pueden pinchar el carro. Salimos del parque y teníamos un largo día por delante. Fuimos al hotel desayunamos, nos alistamos y ha visitar a unos amigos Maasai de Michel. Maasai de verdad, no contaminados por los turistas, que sólo lo ven a uno como una bolsa de plata. Eso hace toda la diferencia de la vida. Maasai que no cobran por fotos, toures, nada.

Llegamos a la bouma(conjunto de casas) de Kereko (amigo Maasai de Michel), estaba él con su familia. Los Maasai son una tribu que me gusta mucho, totalmente colorida y con todo tipo de adornos que hacen que se vean bien especiales. Las orejas de las mujeres con unos huecos de unos 5 cm de diámetro cargados de decoraciones. Collares de shakiras coloridos de todos los tamaños en el cuello, muñecas y tobillos. Hay un par con collares llenos de llaves pequeñas, les parece un lindo implemento para hacer sus collares. Toda la familia sonriéndonos. Muy emocionante estar ahí con ellos. 

El número de esposas depende de la riqueza del hombre, Kereko tiene dos esposas y 12 hijos
Las esposas son las encargadas de construir las casas
El hombre duerme en un cuarto con los hijos
La mujer duerme en otro cuarto con las hijas 

Nos bajamos, los chiquitos vienen a saludar, se ponen mirando al piso y le ponen las cabezas con su pelo bien cortico a uno para que le pongamos nuestras manos encima como signo de respeto. Acá hay muchas moscas, pareciera que ya ni les molestan, les caminan en la cara, boca y relajación total. Nos sentamos en la mesa y nos traen una bebida. Un buen vaso de leche, en los Maasai las vacas y la leche hacen parte fundamental de sus vidas. La leche tenía su sabor ahumado, como la de camello pero mucho más rica y a mi me gusta bastante la leche. Cada día apreció más haber tenido tanto contacto con el campo cuando era chiquito, lo he hablando con varias personas en este viaje y la conclusión es que tiene un impacto directo en la forma de ser de las personas. Ese impacto me parece muy positivo.

Una de las esposas de Kereko, nos había preparado almuerzo y nos cominos un buen cabro con papa. Una vez terminamos, Taz preguntó si podíamos entrar a una de las casas, nos sonrieron y nos invitaron. Son unas chozas hechas con barro/boñiga de no más de 1,7 m de alto. Con dos o más compartimientos, la cocina y los cuartos. Entré agachado, adentro es totalmente oscuro, ni hablar de electricidad ni acueducto, huele como a humo, apenas uno entra no ve absolutamente nada, la pupila se agranda y ya uno ve algo. Tienen unas ventanas de no más de 10 cm x 10 cm. Esto evita que las moscas entren. Vimos la cocina y el cuarto de su esposa. Adentro yo ya estaba sudando pesado, el colchón es un pedazo de tabla que de acolchonado no tiene nada y dicen que por las noches hace mucho frío.

Muy muy emocionante, salimos de la casa, había llegado una vecina, mi Maasai favorita, no sonreía para ninguna foto, para todo lo demás siempre mostraba sus dientes chuecos. Pude tener una muy buena sesión de fotos con ellas, les mostraba las fotos y quedaban impresionadas, se reían, se arreglaban, se miraban sus dientes, lo máximo. Estaba teniendo sesiones de fotos con los Maasai en Kenya, qué más podía pedir...

En un momento sonó la alarma del carro, todos se asustan, miran el carro impresionados, no es un sonido nada común para ellos. También había un guerrero Maasai de 20 años con su vestimenta típica, su pelo artificial muy bien puesto, son bien altos, musculosos y como diría mi mamá, bien plantados. Hay un libro de una gringa que se enamoró de uno de ellos y se volvió Maasai (The White Maasai). 

El guerreo me pidió la cámara, le mostré como tomar fotos, se puso a tomar fotos muy contento, todos sonrientes, veían las fotos y quedaban impresionados. Mientras le explicaba cosas de mi cámara se acercaron unos chiquitos a mirar también. Me tocaban el pelo, para ellos el pelo de un muzungu como yo es muy raro. A ellos no les crece nada parecido, lo miran lo tocan, ya me había pasado antes y me gusta (mi peluquera en Bogotá siempre me dice que mi pelo es de excelente calidad).

Queríamos caminar por la zona, nos fuimos con la hija de Kereko y otro Maasai. En esta zona hay buenas jirafas y cebras, entonces mientras uno camina se le pasan al lado, corren, las cebras hacen sus sonidos. Subimos una montaña y empieza a tronar a la distancia, las nubes grises se empiezan a sentir más cerca y empieza a medio llover. Empezamos a devolvernos al carro y ahí se empezó a llover pesado. La velocidad de las piernas aumenta  mientras más llovía, me gusta correr con lluvia, no sé uno por lo general siempre evita mojarse con la lluvia, pero desde que no haga frío es bien rico, debe ser hasta saludable. Todos corríamos, nos reíamos, pasamos un buen número de cebras mientras seguíamos al Maasai guía con su sábana roja muy típica que se movía con el viento y con sus saltos. Llegué después de un tiempo con mis bóxers y toda mi otra ropa mojada. Me cambié de camiseta y ya era hora de devolvernos. Nos quedaban horas de camino de regreso. 

Nos despedimos, arrancamos, teníamos que pasar por un río que se había crecido por la lluvia. Por tanta agua ya no podíamos pasar, en este país todo es con paciencia y disfrute. Uno no saca nada estresándose por nada, estoy seguro que en estos meses es donde menos estrés he tenido en mi vida, pura relajación. Estado ideal de un ser humano como yo = viajando. Nada que hacer. Esperamos como una hora, el río bajó y arrancamos. En esas las nubes se mueven y el Kilimanjaro sale, que mejor forma de acabar el día, estaba bien nevado e imponente como siempre, se despidió de nosotros. Nos devolvimos a Nairobi y nos despedimos. Llegué a la casa a las 10 PM, todos los miembros de la casa me dijeron unas palabras muy lindas para mi despedida. Me quedé con Juliana hasta la 1 AM y a las 3AM pasaron por mi, tenía un vuelo a Egipto conectando 14 horas en Etiopía.

Estaba acabado del sueño, el cerebro de uno no funciona nada bien en ese estado. En el avión ya me sentía en Etiopía practicando mi Amharic, el vuelo me lo dormí todo. Devuelta por Etiopía, gente sonriente y querida. Llevé las maletas al counter y me encuentro con un backpacker del hostal de Tanzania, nos saludamos y me cuenta que estuvo visitando a Lucy, (el esqueleto de uno de los primeros homínidos del mundo hace 3,2 millones de años) y ya estando acá como no visitarla. Salí, me fui caminando hasta el Museo Nacional. Me gustan estas calles, las conozco, la música local suena y a uno como que se le empiezan a mover los hombres inconscientemente, un señor me saludó y nos fuimos caminando juntos. Lucy interesante pero aparte de ella en el museo no hay nada, me devolví al aeropuerto. El primer día de viaje había tenido problemas con mi maleta y Vicky, una señora muy querida de acá me había ayudado y fui a visitarla.

Vicky muy querida me sonríe, se acuerda de mi y me trae té con pan. Me dice que si no tengo planes de almuerzo puedo ir con ella y sus amigas a comer Injera, así fue. Fuimos a un restaurante local, ellas tenían su almuerzo traído de la casa lo ponen en el centro y todos comemos con nuestra mano derecha. Vicky estaba preocupada que yo probara lo que no había comido antes en Etiopía, me pidió dos platos del que todos cominos (me gusta que todo el mundo coma del mismo plato). Yo dije que yo me encargaba de las bebidas y pedí mi última Meta Premium (cerveza), ellas por estar trabajando no podían tomar alcohol, pidieron gaseosas. Acabamos, fui a pagar la cuenta de los platos y las bebidas y Vicky ya las había pagado... Me dice que si ella va a Colombia yo la invitó a almorzar allá, ojalá así sea.

Ya pasaron 2 meses desde que arranqué, 2 meses de felicidad pura y absoluta, de conocer gente de otro mundo, parecen los personajes buenos de todas las películas unidos, unidos para mi película de este año. Este mundo está lleno de gente increíble, queriéndolo ayudar a uno, deberían prohibir esos programas, películas de violadores, asesinos y todo tipo de porquerías en serie. Uno se puede volver bien desconfiado, en verdad son menos que el 0,00001% de la población. (Cifra calculada por mi) Aún así seguiré siempre con los ojos bien pendientes como le prometí a mi abuelo.

Ahora rumbo a Egipto con su historia, Nilo y Mar Rojo.

Los quiero,

CHB 

No hay comentarios:

Publicar un comentario