Travel

Travel
Mama Chungu, Tanzania 2009

miércoles, 26 de marzo de 2014

De Safari por el Serengeti-La tierra sin fin‏, Tanzania





























Salimos temprano de Arusha rumbo Serengeti vía Ngorongoro en un camino de 6 horas con los nuevos compañeros de viaje que conocí en mi hostal, les hacia falta un compañero para el Safari y ese fui yo. 

Ibrahim, un tipo muy querido, musulmán, de Palestina/Australia de mi edad que lleva un año y medio de viaje y le queda otro año mínimo.

Sophie, Rasmus y Zaqina. Tres daneses de 19 años que me alegran mis días. Es su primer viaje backpacker por fuera de Europa. Veo en ellos lo que yo era cuando tenía 18. Conociendo lo que es esto, adquiriendo esta adicción a viajarse el mundo, su gente, sabores, olores, paisajes, animales y de vivir la vida como se debe vivir. Una viajera española lo describe como "Una enfermedad que te salva la vida" y estoy totalmente de acuerdo con ella. Preguntan por Asia, Latinoamérica, el mundo entero, por hostales, buses, viajar solos, idiomas... Estoy seguros que se conocerán buena parte del mundo...

El Serengeti queda en el norte de Tanzania y es un parque muy grande que continúa en Kenya (Maasai Mara) muy famoso por sus migraciones de zebras y ñus. Es uno de los parques donde más filman Discovery Channel, Animal Planet y ese tipo de programas.

Pasamos por un par de parques en los que había estado en el 2009 y es impresionante como uno se va acordando de los sitios. Llega un punto donde la sabana africana se vuelve ya totalmente amarilla con los mismos puntos que en el oeste muy coloridos azules y rojos de la vestimenta de los Maasai. Después de unas buenas horas llegamos al punto de chequeo del Nogrongoro.

Está totalmente cambiado, una entrada mucho más grande e imponente de la que conocí, en ese punto uno ya empieza a ver buena vida salvaje. Paramos a almorzar a un punto con buena vista y muchos árboles. Había un par de águilas en un árbol, en esas una sale volando se manda en picada al piso y caza un ratón. El ratón movía la cola y las patas entre las garras del águila mientras estaba volando, ese fue nuestro show para el almuerzo y pues que mejor forma de empezar...

Teníamos que seguir rumbo Serengeti cruzando todo el Ngorongoro que no es un parque natural sino una zona de conservación. La diferencia principal es que las zonas de conservación, la tierra la comparten humanos y animales, los parques naturales son sólo para la vida salvaje. Esto hace que uno vea un par de pueblos Maasai en la vía y una mezcla muy particular de burros, vacas y cabros al lado de cebras, jirafas e impalas. No sé qué tanto me guste esa combinación...

Después de unas horas de carretera totalmente destapada llegamos a la entrada del Serengeti, mi primera vez en este parque y es bien emocionante estar entrando por esa entrada. Nuestro guía, Eli, hizo todos los trámites de pagos de los permisos, acampada, entrada del carro y demás costos adicionales que les gusta cobrar acá y ya podíamos seguir.

En la vía uno se va metiendo a la tierra del rey León. Cebras, elefantes, búfalos, ñus, jirafas y todo tipo de animales de todos los tamaños caminando libremente sobre esta tierra. Serengeti en swahili significa "la tierra sin fin" y me parece que tiene el nombre perfecto. Hay muchas zonas donde es planicie total de sabana y nunca llega a un fin, como mirar el mar que uno nunca ve un final. Para sumarle puntos, estas planicies tienen un buen número de animales y un par de árboles que dan buena sombra y son bien lindos. Es pura postal de África, esta es la África que yo tenía en la cabeza cuando era pequeño.

Seguimos nuestro camino y en una de esas planicies Eli para y señala, teníamos a un cheetah mirándonos parado. Esa fue nuestra bienvenida a este parque, no sé qué pasa pero todo parece de película y cuadrado para que uno se emocione cada día más y más. Muy tranquilo, se para, nos mira y empieza a caminar entre el pasto largo y se pierde en la llanura. Seguimos en nuestra camioneta de Safari, techos abiertos todos parados esperando más acción.

A la media hora nos acercamos a unas piedras, como donde bautizaron a Simba (ya deben saber que significa en Swahili) en el Rey León, muy características de este parque que parecen un oasis. Hay mucho más verde que el resto de la sábana con más árboles, es uno de los sitios preferidos de los leones para parchar y ahí estaban. Una familia de 3 hembras y 5 bebés, en esas una hembra se tira al piso, se abre de patas y los chiquitos salen corriendo a mamar. Teníamos a una mamá leona dándole leche a sus hijos ahí al frente de nosotros, se oían los sonidos de los bebés, peleaban por las tetas, movían sus colas mientras tomaban su buena cantidad de leche. Al fondo loros cantando, volando cerca de la camioneta y buenos rayos de tormenta eléctrica en el cielo seguido de los truenos hasta que empezó a llover pesado. Cerramos los techos y para nuestro campamento. En el camino nos quedamos enterrados y esperamos a que otro carro llegara para ayudarnos. La ayuda fue un empujón fuerte, los dos carros acelerando el de atrás empujando el nuestro como puro carro chocón, hasta que salimos...

El campamento tiene una cocina, un comedor, unos baños decentes y la zona de camping. Siempre se tiene que usar linterna para no irse a encontrar con cualquier tipo de animal. Hay páneles solares que dan algo de energía y muy pocos enchufes eléctricos. Hay una lucha y búsqueda constante que quede uno libre para poder cargar  las cámaras. Ese es el tipo de preocupaciones que he tenido este año y me gusta mucho. También había señal de celular, por ende internet y gente en el Serengeti chateando y metiéndose  a Facebook, eso ya me parece muy loco y triste. Los viajeros compran una sim card local, la meten en sus smartphones y están igual o más conectados que en sus países. Los del negocio del roaming deben estar preocupados...Este viaje me tiene impresionado con eso, incluso en los hostales se ven escenas de 10 personas todos con estos aparatos al frente...

Montamos la carpa comunal, los 5 dormimos en la misma y a dormirse temprano, teníamos que levantarnos a las 5am. A mi la acampada me gusta bastante. Cuando era chiquito, con mi papá, poníamos la carpa en la sala de la casa, prendíamos la chimenea y ese era un tipo de acampada. En este campamento nada de duchas calientes y acá si que hace frío entonces tendría 4 días sin ducha. 

Por las noches charlar, jugar cartas y a ver estrellas. Mi cuñado Brett, cuando era chiquito me enseñó a identificar el norte y ahora siempre que tengo estrellas arriba les muestro a las personas con las que esté como identificarlo. Mi combo de Safari no pudo ser mejor.

Levantada muy temprano con la canción Circle of Life de despertador y prepararse para ir a desayunar, fui a sacar el desodorante y lo había dejado en Arusha, en este punto no hay confianza para pedirle a los otros un poco del de ellos... Me esperaban 4 días sin desodorante, confiaba plenamente que los comerciales de acción contra el mal olor por 48 horas fueran reales en mi desodorante actual... 

Me puse los pantalones y para el baño, había fila para los inodoros. Hacer fila y entrar de una apenas saliera el otro. Había orinales entonces todos los que hacíamos la fila para los inodoros teníamos el mismo objetivo. Mientras tanto uno charla con los otros viajeros. Un viejito al frente mío sale, con cara de preocupación diciendo que no había papel higiénico, yo le regalé del mío y seguir esperando. Se crea una comunidad de colaboración bien chévere. Era mi turno, entré, nada de esperar como cuando esperaba a que se enfriaran las sillas en los buses en Bogotá cuando el pasajero se paraba y sentarse de una. Parecida a la temperatura de los bizcochos en Japón, solo que acá no es calentado con electricidad sino por el último usuario que se sentó, bonita experiencia.

Teníamos que estar listos para el amanecer. En la madrugada, igual qe en el Maasai Mara, hace mucho frío pero ya estaba preparado. Chaqueta, pantalones largos y medias. Nos montamos al carro y empezó nuestro segundo día de Safari. Empezar a manejar entre las carreteras habilitadas para buscar los animales, se empiezan a ver animales por todas partes y de todo tipo. Familias de jirafas caminando, comiendo con varios pájaros que se les montan encima y se alimentan de bichos que ellas tengan. Relajación total, uno tiene sus binóculos, la cámara y apenas uno se acerca a un animal se apaga el carro y nada de ruidos humanos sólo naturales.

Es un plan de relajación absoluta, hay momentos donde no hay muchos animales y uno los va buscando. También hay momentos donde están muchos animales juntos, jirafas, cebras, ñus, impalas y babuinos. Todos conviviendo felizmente. Eli sabe mucho de pájaros y tiene buenos libros entonces aprendí mucho de los pájaros de la zona. Existe una creencia que sí uno ve los "Big 5" se puede ir tranquilo del parque.

Los "Big 5" es listado hecho hace mucho tiempo que son los animales más difíciles de cazar a pie en África.  El listado es:

León
Leopardo
Elefante
Rinoceronte
Búfalo 

Ya habíamos visto leones, elefantes y búfalos. Nos faltaba el leopardo y el rinoceronte. El leopardo puede ser de mis animales africanos favoritos. El año pasado, con mi familia, nos tocó un buen leopardo descansando en un árbol el en Kruger y fue lo máximo. En el Serengeti teníamos que encontrarlo.  Todos queríamos verlo. En esas pasa un carro y le dice a Eli que más adelante hay dos en los árboles. Es bien común verlos subidos en los árboles descansando y durmiendo. Llegamos al sitio, había un par de carros parados y eso es buen indicio. Ahí estaba uno, se veía muy lejos y no se le veía la cabeza. Esperamos un tiempo y no se movió. Habíamos visto las patas y la cola de un leopardo, faltaba la cabeza. Seguimos unos metros y ahí estaba otro lejos pero con la cabeza visible. Ver estos animales en su hábitat natural es algo impactante y muy impresionante. A mi me emociona mucho este tema... Nos quedamos un rato con el carro apagado y seguimos.

Ese día nos tocaron unas familias bien grandes de elefantes, mucho más amigables que los sur africanos, por lo menos no se ponen agresivos con los carros, mamás elefantes empujando a sus bebés con las trompas, sesiones de baño de lodo para refrescarse donde se tiran totalmente al charco, muchas águilas y búfalos. En estos parques uno no se puede salir de la carretera principal para no perturbar tanto a los animales. 

En uno de los caminos tuvimos que pasar por río que estaba bien lleno. Eli se bajó para activar la doble transmisión nos preparamos y a acelerar. El agua llegó hasta el vidrio de las ventanas, esos carros son muy poderosos. Todos en el carro bien emocionados seguimos y a los 10 metros en carro se apagó. El motor se había empapado y algo había pasado. (mis conocimientos de mecánica son nulos). En menos de 10 minutos teníamos a dos carros más ayudándonos a desvararnos. La gente ayuda mucho en estos casos. La ayuda fue muy efectiva y seguimos.

Tuvimos un buen atardecer africano con el sol más grande y rojo de lo normal, los pájaros cantan, las nubes se ponen amarillas, rojas y finalmente rosadas, puro atardecer del Rey León y al campamento. Esa noche nos pusimos a charlar de la vida, del islam y de religión. Ibrahim es el primer musulmán con el que tengo la confianza de preguntarle lo que yo quiera sobre todo tipo de temas y de sexualidad en su religión. Al haber crecido en Australia tiene una perspectiva totalmente diferente. Su mamá siempre se cubre el pelo pero nunca la cara. A él le gustaría que su esposa también se cubra el pelo, pero ha tenido novias no musulmanas. No toma trago por que es pecado. Tienen que rezar cinco veces al días mirando a la Meca y tiene una aplicación en su celular que le dice donde está ubicada la Meca. Muy tecnológico.  Hasta ahora el desodorante ha cumplido su misión.

Levantada temprano y prepararnos para Safari por la mañana, fuimos a un sitio lleno de hipopótamos (más de 50) y había varios bebés. Jugaban, abrían la boca, mordían a la mamá, se salen del agua. Los hipopótamos no tienen glándulas de sudor y tienen que estar todo el tiempo cerca al agua. Es el animal que más muertes humanas causa en África (después del mosquito de malaria) por atropellar a los humanos, no para comer sino que un par de toneladas lo envisten a uno...

El sonido de los hipopótamos me gusta mucho y me acuerda a la acampada en Zambia con Mauricio donde los teníamos al frente todo el tiempo y acá el mismo sonido de todos comunicándose entre ellos. En este punto nos pudimos bajar del carro y quedarse un buen tiempo viéndolos. Se nos acababa el tiempo en el Serengeti. No nos pudo haber tratado mejor ese parque, uno sale feliz con su vida, cargado de mucha energía.

Después de un par de horas llegamos a nuestro sitio de acampada en el cráter del Ngorongoro,  un sitio mucho más verde con un ficus gigante en el centro, (mi papá dice que los ficus son una fábrica de nidos, a muchos pájaros les gusta hacerlos ahí por lo tupido que son) electricidad, y muchos visitantes salvajes por las noches. Nos bajamos del carro, llegó un elefante, se acerca al tanque de agua y se toma buena parte de su contenido, muy tranquilo se da la vuelta y se va. Estos animales pueden ser muy tiernos pero son exageradamente salvajes y peligrosos. Comimos, había una fogata y nos sentamos a charlar. Todo muy tranquilo y se aparecen dos búfalos pasteando a 1 metro de nuestra carpa.

Los búfalos tampoco son nada amigables, teníamos dos de estos muy tranquilos comiendo por ahí, finalmente se fueron y pudimos entrar a la carpa, Sophie estaba paniqueada, estaba bien asustada por tener que dormir ahí, en ese punto a mi me parecía bien chevere. Nos dormimos y en menos de media hora los búfalos decidieron volver y mucho más cerca. Se oía como arrancaban el pasto para comer, hasta el respiro de cada uno. En un momento uno se enredó con una pita de la carpa, la carpa se mueve bastante, ahí la emoción baja considerablemente, siguen comiendo tranquilos, no pasó nada después. Mucho más cuidadosos los elefantes pasando entre las carpas en Zambia hace 4 años...

Me levanto a las 3 AM con una urgencia estomacal poderosa, el cielo se estaba cayendo y pues nada de sombrilla ni impermeable. El baño quedaba a unos 50 metros de la carpa. Si salía me empapaba, sino salía algo grave podía pasar, estaba sudando y todo, no podía esperar más y me preparo para salir. Abro la puerta de la carpa, prendo la linterna y había un búfalo acostado entre la carpa y el baño. En ese momento no me parecía nada emocionante en lo que estaba, aparte de tener esa urgencia tenerme que preocupar de como llegar al baño sin mayores inconvenientes por parte de la vida salvaje de donde estaba. Pasos a seguir, darle la vuelta al campamento y entrar al baño por detrás. En ese punto ya la mojada no me importaba ni cinco. Logré llegar a tiempo al baño y ahí ya todas las preocupaciones se acaban. Para devolverme la misma vuelta y ahí seguía sentado el animal cuando prendía la linterna el animal se volteaba y me miraba. Me acosté y ahora si a seguir durmiendo.

Levantada temprana y alistar todo para bajar al cráter y devolvernos a Arusha. Mis compañeros de viaje muy pendientes y preocupados por el estado de mi estómago. Bajamos al cráter y hay muchos animales y es probable ver rinocerontes. También el número de camionetas es considerable. El cráter ya lo conocía pero nunca con tantos carros. Me impresionó mucho, no es temporada alta y carros por todas partes. Tienen que controlar eso de alguna manera porque tener tanto carro le quita un poco de magia. Lo tratan de controlar con precio pero los precios suben y suben pero la gente lo sigue pagando y se sigue llenando...

Buenos elefantes con sus bebés, comiendo acacias llenas de espinas de 5 cm, cebras y ñus recién nacidos, un lago lleno de flamingos en el centro que pareciera que el color del agua fuera rosada. Siempre rodeados de la parte externa del volcán que es algo bien chévere. Mientras el carro avanza ponemos buena música (sobre todo "in the jungle, the mighty jungle"), con un parlante que me regaló mi amigo Luiz para el viaje. Apenas para el carro la música también para para disfrutar la vista como debe ser. 

Eli nos señala en la lejanía un punto negro. Ahí estaba nuestro rinoceronte y con este cumplíamos nuestros Big 5. Con los binóculos se veía el puntico con un cuerno... Sophie estaba muy frustrada por no ver el cuerno, hasta que finalmente lo vió. Estos animales están en peligro de extinción por que existen creencias que todo lo relacionado con el rinoceronte y en especial su cuerno tiene efectos afrodisiacos... El mundo, su gente y sus creencias... Muy loco que acaben estos animales por esas razones tan profundas, al rato nos tocó un rinoceronte mucho más cerca y ahí quedamos más tranquilos.

Nos tocaron leones caminando en la lejanía, hienas muy cerca, cebras con heridas de ataques. Es algo que si a uno le gusta el tema y puede tiene que vivir, no se compara con nada...

Se nos acababa el tiempo y ya era hora de regresar, nos despedimos de los animales y carretera. Paramos al lado de unos Baobabs para que yo me tomara unas fotos con esos árboles tan gigantes e imponentes. Me traté de subir sólo y no pude, Ibrahim tuvo que venir y me hizo "pata de gallina" pero con su hombro, yo encaramado en él.

Más adelante paramos a comprar unos bananos rojos. Llegamos al pueblo, se nos acercan varios vendedores, se meten por las ventanas, nadie compró nada y seguimos. Arrancamos y el forro de mi cámara ya no estaba. Se lo robaron. Menos mal no estaba la cámara adentro. Muchos avispados sacar cosas así sin que nadie se de cuenta. Ese sentimiento de sentirse robado si que es harto, pero bueno pienso en el desapego de lo material etc etc que en la teoría suena fácil pero ponerlo en práctica no tanto... Pero ahí voy.

Llegamos a Arusha mamados, desde el punto de vista de mi olfato, mi desodorante sirvió por 4 días. Una buena, caliente y muy larga ducha con música. El agua salía café después de jabonarse... 4 días sin ducha es cosa sería y a dormir, tenía que dormir en un colchón bueno y no de camping. Definitivamente ya he perdido habilidades de guerrero. Con Mauricio dormíamos sin colchón en la carpa en nuestro primer paseo africano...

Nos quedaba un día de relajación y por la noche rumba de despedida. Nos fuimos con los daneses a comprar cosas y ropa de segunda para la rumba de la noche. En la rumba me encontré con dos colombianas haciendo voluntariado acá, me gusta encontrarme con Colombianos. Ya era nuestra última noche juntos. Todos menos las dos niñas nos íbamos por rumbos diferentes. A la mañana siguiente despedida y su tristeza asociada y listo para empezar a subir a Kenya.

No pude haber tenido mejores días en Tanzania y en sus parques, absolutamente espectaculares,

Los quiero,

CHB 

5 comentarios:

  1. Chamo de verdad felicidades por este nuevo rumbo que decidiste seguir!! Sigo tu blog y es una maravilla!!! Abrazos!!! Rebe!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta la manera en la que describes tus experiencias. No puedo sentir más que envidia, sobretodo por el valor que se necesita para decidir Vivir.

    Escribes con dulzura y trasparencia, suena a una aventura para gente con tesón pero digna de un espíritu en busca de la libertad. Yo también quiero conocer al rey León.

    Saludos desde la aburrida Bogotá

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vicky que mensaje más rico de recibir, muchas gracias. Un abrazo

      Eliminar
  3. Una.pregunta como haces para costear esos viajes. Muy buena.redacción.elocuencia. Sería muy interesante ubicar las fotos a medida que.vas narrando.

    ResponderEliminar