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Mama Chungu, Tanzania 2009

sábado, 12 de julio de 2014

Pissing but not kissing in public, Humpi-India


La llegada a Humpi es bien amigable, pura naturaleza por doquier, palmas llenas de bananos, cultivos de arroz, lagos con canoas redondas con señores y señoras pescando muy artesanalmente. Muchas piedras redondas, estilo Parque Tayrona, de todos los tamaños que adornan las montañas, lagos y ríos, todo tipo de pájaros cantando y volando. En estos meses mucho calor y humedad, por ende mucho sudor.

Llegué a un pueblo de cuatro cuadras por cuatro cuadras, nada mejor que un sitio pequeño. Me fui a buscar mi hotel, encontré uno perfecto, el baño y el cuarto tenían una vista espectacular, miraba al río con muchas piedras y por las mañanas un Martín pescador que venía siempre a la misma hora a saludarme y a pescar su desayuno.

Mis dotes guerreros y de quedarme en los sitios más baratos posibles en India, puedo decir que han culminado, si hay un país para darse unos lujos este es. Estaba algo cansado, con hambre, me subí al restaurante a comerme algo, misma vista con todas las mesas mirando hacia el río. Había un par de franceses ahí sentados, los saludé y ahí empezó la charla.

Etienne, 36 años, vive en París pero no es parisino (siempre lo aclara), lleva 3 semanas en India, le quedan un par de días y vino con su novia. Aura, 29 años, alta, viven juntos en París y su objetivo de este momento encontrar un sitio en el mundo para vivir. Están el la búsqueda. Personas con muy buena energía y buena vibra. Les conté sobre los tigres, no se la creían, Etienne era feliz con el Martín pescador todas las mañanas. Hablamos mucho de la vida, me preguntaba cosas y siempre asumía que lo había visto o vivido por lo que yo era colombiano. Siempre decía "youve seen/been/heard/lived that, because you are Colombian" así por un par de días. Ellos serían mi nuevo parche en Humpi.

Ya empezaba a anochecer, el sol y yo nos teníamos abandonados, hace rato no tenía una tarde de ver el sol caer. Esta sería una de esas. Nos fuimos con los franceses hasta a un punto sobre varias de estas piedras gigantes, con cientos de palmeras al fondo. Había muchos micos (monos para los no colombianos), en un punto mucho más alto que nosotros, esperando el anochecer como nosotros pero con mejor vista. Llegó el momento, todo el mundo callado, pensando cosas de la vida, yo analizando mi viaje, sólo se oye el viento y los pájaros. Llegan cinco indios bien ruidosos hablando y gritando duro, menos mal caminaron rápido y los sonidos humanos se fueron. El sol se fue, nubes y piedras anaranjadas por la luz.

Humpi es un pueblo muy religioso para los hindúes y el trago está prohibido, (los hindúes no deberían tomar). En la búsqueda de restaurantes los locales nos ofrecían marihuana, hongos mágicos (nacen en el popó del elefante, en Villa de Leyva en el popó de las vacas), nosotros les pedíamos cerveza, abrían los ojos, nos decían en voz baja "eso es ilegal". Muy chistoso, yo les decía que si la marihuana y los hongos eran legales y pensaban... Un pueblo donde no se consigue cerveza pero si todo lo demás.

Fuimos a comer con los franceses pura comida India, mi estómago la rechazó por completo, me tocó salir corriendo a mi hotel. Casi no llego, pero llegué justo a tiempo, me lavé las manos y todos los pies se me mojaron. Este lavamanos simplemente tiene un hueco que cae al piso y después se va por el único grifo del baño, no es raro acá... Estaba cansado, a las 9 PM ya estaba dormido.

Me levanté apenas salió el sol, al río viene todas las mañanas el elefante del pueblo a darse su baño diario, baño que también se da una una buena cantidad de gente del pueblo. Las mujeres en sus saris (ni pensar en un bikini son muy reservados con ese tema), lavándose el pelo con shampoo, también lavan la ropa, hay todo tipo de telas y ropa al lado del río secándose y poniéndole color al ambiente.

Desayuné, en compañía del Martín pescador, una buena porción de banana porridge, avena muy típica de acá que me encanta, endulzada con miel y el dulce del banano.

El banano, uno de mis mayores aliados de todos mis viajes, gran fruta, gran sabor, al quitarle la cáscara siempre está limpio adentro, perfecto para mi estómago y salud. Lo consigo en cualquier país al que voy y es una gran fuente de energía. En la universidad me comía mi banano diario con un buen amigo viajero que lee mis mails con atención.

El origen del banano es en las selvas indomalayas y australianas, que los humanos empezaron a cultivar en Papúa Nueva Guinea hace unos 8,000 años, por la maravilla y sabrosa que es, se fue esparciendo por el mundo entero especialmente sembrada en los "banana countries" como mi país.

Me encontré con una vecina de mi hotel, inglesa. Me cuenta que contrató un rickshaw para darle la vuelta a las ruinas de Humpi, si me quería unir podíamos dividir costos. Así fue, ya tenía planes para mi día. Me preparé y el tour empezó. Nuestro conductor llega puntualmente por nosotros, tiene su marca hindú pintada sobre su frente, empezamos el tour por Humpi. Estaban en las ruinas del imperio de Vijayanagara, contruidas hace más de 500 años.

El guía me pregunta si estoy casado, les parece raro que tenga 25 años y no esté casado. Le pregunto de vuelta si él está casado. Me dice que sus papás le están buscando su esposa. En las zonas rurales todavía es muy común los matrimonios arreglados, los matrimonios de "amor" son raros. Los pasos a seguir a para que sus papás le consigan su esposa.

Tiene que ser de su misma casta.

Hacen un chequeo si los nombres coinciden astrológicamente.

Una vez los papás le digan cuál será su esposa se prepara el matrimonio. Los matrimonios en India son cosa sería, varios días de festejo. Sobre el divorcio nos contaba que no es nada común, no es bien visto. Si la astrología se equivoca nada que hacer, vivir así... Noviazgos ni hablar, me decía que no tiene amigas mujeres de su edad. Yo en este viaje en India sólo me relaciono con hombres, de los locales con los que he hablado más del 90% son hombres. Las mujeres están en sus labores del hogar.

Nuestro tour siguió, le pregunté por muestras de afecto en público entre parejas, totalmente prohibido, tienen un dicho que es "pissing but not kissing in public". Interesante.

Humpi muy lindo, hay miles de ruinas de las cuales visitamos un par, muy interesante toda la historia de este país, puede tener su parecido a Angkor en Cambodia. Ruinas en la mitad de mucha naturaleza, mucha distancia entre ellas y uno va en su rickshaw conociéndolas. Hay esculturas de sus dioses en piedra bien grandes, la gente llega, se quita lo zapatos, cierran los ojos al frente de Ganesha (dios con cabeza de elefante), rezan y siguen. En una de las ruinas hay una "pesebrera" para 11 elefantes, con las proporciones de esos animales. Las ruinas están muy bien tenidas, tienen pasto verde y cuidado. Algunas ruinas tienen unos carritos de golf para acortar distancias, quedé impresionado.

Para el almuerzo fuimos a comprar cerveza con la inglesa en el pueblo vecino, la miraban muy raro. Para ellos que una mujer esté en un bar es algo sumamente raro, almorzamos con nuestras cervezas ilegales y para la cascada. Una cascada de la que nos habían hablado mucho.

En camino a la cascada el rickshaw paró y se subió una niña de Ukrania que lleva un año en India, ahí conocí a Alwa, ukraniana, 23 años, llegó siendo modeló de vestidos de baño a la India, muy buena vibra, muy pendiente de mi, linda.

Parqueamos el rickshaw, empezamos a caminar, paisaje perfecto, piedras gigantes una sobre la otra, agua pasando por debajo, podría tener su parecido a Caño Cristales, huecos por donde uno ve el agua pasar, cero basura, pájaros y naturaleza. Llegamos a un sitio con una piscina natural bien grande, un par de locales adentro, nada de basura. No me imaginé metido en un río en India pero este me llamaba. Me quité mi camiseta y salto directo a la piscina, temperatura perfecta. Una delicia de plan, la inglesa se metió, la Ukraniana sólo una parte del cuerpo.

Al tiempo llegaron los franceses, ellos sabían que por la tarde iba a estar allá, llegaron con cervezas y muy buena vibra. Nosotros tomábamos cerveza mientras el guía y sus amigos fumaban marihuana. Los franceses me decían que yo debí haber nadado en muchos ríos "because you are colombian" tenían toda la razón. Nos fuimos nadando a una de las esquinas de la piscina.

Estábamos los franceses, la inglesa y yo. La Ukraniana se había quedado, me devolví nadando por ella, me dice que no sabe nadar. Que sabe flotar. Una vez en Botswana traté de enseñarle a un amigo de 30 años a nadar y fracasé totalmente. Esta vez no le propuse enseñarle pero le propuse que flotara y yo me encargaba de llevarla halada hasta donde estábamos todos, estaba nerviosa, le sonreí, le dije que yo era un nadador profesional para darle confianza. Confió en mis habilidades y se puso a flotar mientras yo la halaba al otro lado. Hice un buen trabajo, mis piernas también, quedaron bien ejercitadas.

Nos quedamos un buen rato charlando y filosofando de la vida, me fui a nadar un rato solo, a un punto donde no veía ni oía a ningún ser humano. Me quedé un buen raro concentrado sólo en mi respiración, se oye el agua correr, bien rico, uno se desconecta un poco. Ya empezaba a atardecer, ahora íbamos a el último templo, nadamos de vuelta y a ver el atardecer en camino. En una de las piedras había un pavo real salvaje, con su vestido muy bien puesto en plena sesión de coqueteo, movía sus plumas seduciendo a un par de hembras que no lo miraban de a mucho. Nos quedamos viendo el cortejo un buen tiempo, el atardecer no nos esperó y el sol se fue. Cuando uno tiene que incumplir una cita por estar en otra igual o más importante.

Devuelta compramos otras cervezas y para el hotel, los franceses nos estaban esperando, nos quedamos charlando, fuimos al "roof top"(muy común en muchos hoteles acá) de uno de los hoteles a ver las estrellas. Ahí estaba Alwa, la Ukraniana, estaba con un sari amarillo y su tercer ojo también puesto. Me vio llegar, se paró, puso sus manos juntas en forma se rezar y me dice "Namaste". Nos quedamos hasta tarde viendo las estrellas. Se despidió de la misma manera. Me gustaría quitarle un sari a una mujer, halar y halar, ni un solo botón o cierre, pura tela rodeando en cuerpo de una mujer.

Me levanté temprano para ir a ver el elefante bañándose, desayuné con los franceses y el Martín pescador. Con la vista del restaurante. El elefante se bañaa las 9AM. Fuimos lo esperamos, llega un señor y nos dice que el elefante está trabajando en otro pueblo, que no habría baño... Nos quedamos sentados viendo el río, las familias bañándose, lavando su ropa, los franceses se fueron, yo me quedé debajo de una acacia florecida escribiendo. La gente pasaba, me miraban, algunos me sonreían.

Me dio hambre, fui a buscar un restaurante, me encuentro con Alwa mientras caminaba por el pueblo, me saluda con sus manos juntas diciendo Namaste, le pregunto sobre su mañana, me responde que tuvo una mañana "full power", mejor respuesta imposible, toca estar rodeado de gente así.

La invito a almorzar. Almorzamos juntos, me contaba con su inglés entre cortado que aprendió acá, que lleva un año en India, es modelo de bikinis y le pagan muy bien, en un mes se puede llegar a ganar 800 USD. El arriendo le cuesta 40 USD mensuales, con ese sueldo puede vivir muy bien.

Antes de India, tenía un trabajo en Moscú vendiendo té donde le pagaban 200 USD mensuales. Se puso hablar con un cliente, le contó que quería conocer India, este señor llegó al día siguiente con el tiquete en mano y se vino. Poco o nulo inglés, 100 USD y las ganas. Muy interesante hablar con ella, tiene una perspectiva de vida muy chévere. Yo le decía que no tenía muy claro lo que iba hacer los días que me quedaban en India, ella me respondía que no sabía que hacer con su vida, pero no ella no se estresaba vivía en el momento...

Su sueño era tener una puerta por la que ella se metiera y saliera al otro lado en la parte del mundo, donde ella escogiera. Me decía "you know Christian, everything is possible", me gusta esa manera de pensar. Me lo dijo varias veces.

Me terminé mi soda con limón, pedimos la cuenta y le cuento que voy alquilar una moto para pasear por la tarde, la invito, sonríe y acepta mi invitación. Me pregunta si sé manejar moto, le digo que soy semi profesional para darle confianza, no me cree sobre mi profesionalismo pero aún así se montó.

Fuimos alquilar la moto, ni el nombre me piden, ni mucho menos licencia de conducción. A esto es lo que estoy acostumbrado, no como mi última alquilada en Grecia con mil papeleos, seguros y firmas. Me preguntan si sé manejar, si no sé, me enseñan rápido, acá lo que les importa es facturar, nada más. Hice una prueba, mi equilibrio está bueno, Alwa se montó y arrancamos.

Me gusta manejar moto, era una moto muy pequeña, sin cambios y bien ruidosa. Nada de cascos obviamente, aire semi puro sobre nuestras caras, naturaleza por todas partes, bueyes empujando su carro, micos en los árboles y sobre las casas. Tenía que manejar al costado izquierdo de la calle, mis reflejos están al revés de los de acá, me confundo con el lado de la carretera en el que tengo que andar, mi copilota me acordaba cuando estaba desubicado. En Sur África fui el conductor elegido con mi familia, teniendo que sobre pasar todas estas dificultades, e hice una grandiosa labor, así mi familia no lo acepte.

Tenía que ir al pueblo más cercano para comprar mi tiquete de tren para irme al sur. Mientras manejaba charlábamos de la vida, acá si uno no pita nadie mira, es una señal de acá voy. Esa tarde pité más de lo que he pitado en toda mi vida. Búfalos, cabros, vacas, bicicletas, todo tipo de obstáculos para sobre pasar. Lagos grandes donde paramos, gente pescando en unas canoas redondas, un papá con sus dos hijos enseñándoles a pescar y a remar, se reían bastante.

Seguimos nuestro camino, empiezan a caer gotas, pocas gotas no es tan grave, más y más empezaron a caer. El retrovisor de la moto lo pusimos para podernos ver las caras, no para ver hacia atrás. Cuando mis gafas estaban con muchas gotas, Alwa me pasaba sus dedos sobre el vidrio como todo un limpia Brisas de mis gafas, que mejor limpia Brisas que ese. La carretera se puso bien resbalosa, mucha agua caía, paramos debajo de un árbol a escampar, había una casa al lado. Los dueños nos ven, nos sonríen, con señas nos dicen que entremos, así fue.

Entramos a esperar a que escampara, comunicación nula, ni siquiera hindú, acá uno cambia de estado/pueblo/zona y hablan idiomas totalmente diferentes, eso me parece loco. Las gotas caían, teníamos un cabro mirándonos. Los locales sacaron sus celulares, nos tomaban fotos, yo tomé una foto grupal, escampó, agradecidos com señas y seguimos nuestro camino.

Gran plan, el tren estaba totalmente lleno incluso para la cuota turista, figuraría bus. Nos devolvimos, había un grupo de niños jugando con piquis (maras, esferas de cristal, marbles). Un juego muy común en algunos estados de India, en mi colegio había temporadas de piquis, yo no podía ser más feliz con las potas, súper, cuatri potas y otros términos de mi infancia. Todo el mundo con su canguro jugando piquis. No sé si hoy en día los "smart phones" les deje tiempo suficiente a los niños para jugar piquis.

Agradezco en el alma haber crecido sin smart phones, hasta los 15 años crecí sin celular. Preguntar en mi casa alrededor de las 9:30 PM si esa hora era decente para llamar, llamar a la casa de mis amigos, saludar a la mamá, ir con mi papá al Telecom del pueblo para avisar que todo estaba bien por la finca, toda esa cultura asociada al teléfono fijo se perdió con el celular. Y ahora con los famosos smart phones...

Nunca he tenido un smart phone, soy fiel a Nokia, en mi trabajo pasado mucha gente se me burlaba por mi celular, las porteras muy queridas de una aseguradora con la que trabajé me decían "todo un consultor con ese celular y se me reían". Me parece que la gente tiene una enfermedad y adicción por estos aparatos, hoy en día los restaurantes, universidades, oficinas, el mundo, están lleno de gente mirando a su pantalla, desconectados de la vida, una conversación es mucho más que un chat, es sonreír, mirarse a los ojos, el lenguaje corporal, todo lo asociado a una interacción humana como debería ser... De este tema me podría quedar hablado horas...

Volviendo a la India y a temas agradables, estos niños jugaban y saltaban de la felicidad ganando sus piquis, me trajo muy buenos recuerdos. Llegamos ya de noche al pueblo, algo de lluvia. Fui a entregar la moto, había un indio al lado de donde alquilé la moto, me dice que su papá es el dueño de las motos, que le de las llaves a él, le pregunté al vecino y me dice que no es el hijo, puras mentiras. Acá para lograr su objetivo pueden decir cualquier tipo de mentiras. Odio las mentiras con mi alma.

Alwa caminaba descalza para no matar los sapos que salen en el pueblo. Salen muchos, miden unos 8 cm de largo y saltan alto, yo pisé un par sin querer. Caminar por las calles de este pueblo descalzo es caminar sobre muchas cosas. Mucho popó de vaca y de vez en cuando de elefante. (Acá usan en popó de las vacas como fuente de fuego, lo prenden y produce buen fuego). Gente fresca y descomplicada. Me gustan las mujeres así, frescas y relajadas.

Los franceses se despidieron, estoy seguro que los volveré a ver, franceses con muy buena vibra.

Fui a comer con Alwa, puedo quedarme hablando horas con ella, hay una conexión muy interesante, me cuenta de su mamá, de su país, de lo que piensa, es muy franca y dice lo que piensa literal, eso me gusta. Me pregunta muchas cosas de mi viaje, así se nos pasó la noche. Se despidió con su sonrisa, manos en el centro como rezando y un Namaste.

Esa ya sería mi última noche en Humpi. Tenía que bajarme al sur hasta Kerala. Varias horas en cualquier medio de transporte en este país, las distancias acá son impresionantemente largas.

Me levanté fui a desayunar, ese día algo me pasaba no estaba en el mejor estado de ánimo, la gente estaba más viva de lo normal, me decían mentiras para convencerme que comprara su bus, taxi, servicio. Me cobraron más por todo lo que pregunté, hasta unos pinches micos me robaron unos bananos que había comprado, se metieron a mi cuarto, oigo unos ruidos y estos animales encima de mis maletas con los bananos en sus manos. En cualquier momento me hubiera parecido chistoso, ese día no. Me encontré con Alwa, en el momento cero me dice que me siente raro, que algo me pasa que lo puede sentir. Increíble como uno irradia lo que está sintiendo. A mi se me nota mucho cuando algo me pasa...

Me dio ánimos, almorzamos juntos al otro lado del río, mucho más tranquilo que el pueblo, para pasar el río uno va en una canoa pública, uno paga su tíquete en tierra firme, una vez en la canoa el encargado pide los tíquetes, los recoge y los tira al río... Así todos los días varias veces...

Me despedí de ella, yo me quedé durmiendo siesta al otro lado, Alwa se devolvió. Alquilé una moto y me puse a manejar. Muy bueno para mi estado anímico, mucha naturaleza, ejercicio, los locales me paraban para tomarse fotos conmigo, pareciera que les gusta tocarme, me tocan los brazos, la espalda.

Cruce el río de vuelta, papeles para sus aguas, fui por las maletas al hotel y me fui caminando a la estación de bus. Se me venían unas 20 o 30 horas de buses para llegar a mi próximo destino. Mi bus estaba ahí parqueado, el señor conductor me pidió el doble de lo que costaba el viaje a Bangalore, empezamos mal. Le pedí a un señor que si me podía cargar mi iPod en su tienda, me dice que si pero que le tengo que pagar, todo el mundo con este pinche interés económico, mis ánimos regulares. No me podía meter en una jornada de 30 horas en buses triste/aburrido. Me dio casitis, ganas de oír a mi familia que hace mucho no oía.

En la estación había un turista, un turista español de unos 50 años, nos pusimos a charlar como una hora, todo sin afanes, yo ya había decidido quedarme una noche más en Humpi viajar por más de 20 horas por tierra afecta el ánimo, si me iba así llegaría muy mal. Era su primer viaje a la India, me decía que llevaba un par de días acá y no era lo que esperaba. Buscaba espiritualidad y gente bondadosa en cada esquina... Me alegró el rato oirle sus cuentos y percepciones de este país, definitivamente le faltaban unos buenas días de aclimatizada.

Me fui a mi hotel, les mande un mensaje a mi familia diciéndoles que quería hablar con ellos. Primera llamada, mi hermana Denisse. Es increíble el efecto que tuvo esa llamada en mi ánimo, me sentí acompañado, por mi hermana desde Colombia, el poder de las comunicaciones y de los miembros de una familia. Hablar con ella 5 minutos me cambió el ánimo totalmente, después llamó mi mamá, mi papá, al día siguiente mi hermana Liza de Australia. Todo el soporte que uno necesita... Me alegraron mi rato. Mi momento de bajonaso emocional se superó sin contratiempos, viajar en India puede ser intenso...

Me levanté, el Martín pescador vino a desayunar conmigo, me comí mi porridge y ahora si con toda la actitud para mi viajecito de 20 o más horas hacia el sur,

Los quiero

CHB



































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