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Mama Chungu, Tanzania 2009

domingo, 18 de mayo de 2014

Atardeceres en el Nilo a bordo de un crucero, Aswan-Egipto






 Para seguir el camino al sur tenía las siguientes opciones, 
Bus
Tren
Crucero

La seleccionada, el crucero. Nunca había estado en un crucero antes. Había dormido en barcos pequeños en Australia y Vietnam pero nunca en un crucero. Ya tenía todo cuadrado, los precios acá están por los suelos porque no hay turistas entonces me puedo dar este tipo de lujos. Llegué por la mañana, el barco mediano con cuatro pisos y con ascensor, siempre trato de no usar ascensores pero acá si tenía que vivir esa experiencia. Pensaba mucho en el Titanic, obviamente guardando muchas proporciones.

Entré a mi cuarto, una ventana grande mirando al Nilo, dos camas grandes, sábanas blancas oliendo muy rico, una buena ducha con una puerta que evita que se salga el agua (el único sitio donde la tuve en hoteles en este país, en los otros el baño siempre quedaba empapado). Pedí que si podía tener un cuarto con una cama doble en vez de dos camas. Me dicen que claro que si, que almorzara y me daban mi cuarto con la cama grande después.

Bajé al comedor, desde las ventanas se ve el nivel del río que aporta positivamente para una mejor comida si uno está solo, que era mi caso. Me sentaba mirando al río y comía. En el barco había otros viajeros pero con un perfil un poco diferente al mío. Edad promedio de los pasajeros 76 años (cifra calculada por mi), muchos turistas egipcios y unos europeos. Me miraban raro por estar solo en un crucero... Comida buffet deliciosa con muchas opciones, servilletas de tela verde que olían a rosas dobladas sobre la mesa, como que mis sentidos están más activos que lo normal en este paseo. Se apagan las luces, sale un ponqué con velas prendidas, los meseros del comedor sosteniéndolo, sonriendo y cantando.

Una pasajera egipcia estaba de cumpleaños, toda la mesa de la cumpleañera se para y empiezan a cantar, bailar mientras los demás comensales (incluyéndome) sonreíamos y aplaudíamos. Primero la cantada en árabe de feliz cumpleaños seguida en inglés, igual que el en Colombia, después canciones de acá. En un momento suena un sonido humano que me alegra la vida, que me trae muchos recuerdos, las señoras moviendo la lengua haciendo su ruido como Indakinado en Etiopía y varios países Africanos, al parecer en Egipto también es común, eso me alegró bastante mi noche.

Estos días serían de relajación total, mucha escritura, no puedo parar muchos días sin escribir porque me atraso, visitar un par de templos que quedan en el camino del río y por lo visto no muy acompañado.

Me fui a dormir temprano, antes de ir a mi cuarto, el de la recepción me dice orgulloso que ya tengo una cama doble, me pareció raro que fuera el mismo cuarto. Abro la puerta y mi cama doble eran las dos camas pegadas, algo chambón pero acá muchas cosas son así, ley del mejor esfuerzo, les di las gracias y a dormir. En los hoteles buenos como este, me gusta dormir sin pijama, totalmente empeloto y así fue durante todas las noches. Las oportunidades que tengo en este viaje de hoteles buenos con sábanas impecables son contadas...

Apagué la luz, no se veía nada, oscuridad total, daba igual tener los ojos abiertos o cerrados, hace mucho tiempo no me pasaba eso. Uno se duerme con algo de vibración del movimiento del barco y a descansar.

Levantada medio temprano, uno abre las cortinas, tiene el Nilo a la vista, normalmente hay 300 cruceros operando, desde la crisis no hay más de 30. Entonces uno no ve nada de congestión, los ve todos parqueados en Luxor sin poder operar... La vista espectacular, da mucha tranquilidad. Todo verde lleno de vida al lado y lado del río, había 4 martin pescador (pájaros) volando cerca del barco, cazan sus pescados clavándose en el río, después se paran sobre alguna ventana para comérselos, la mía nunca fue seleccionada. Tuve una ducha bien larga, como de costumbre con buena música y para el restaurante a desayunar.

Había otra persona, que nunca había visto, comiendo sola. Me le fui a la mesa, le dije "May I join you?"
Me responde "Sure, where are you from"
CHB: Colombia
Me responde: Che boludo, podemos hablar en español, soy argentino.

Ahí conocí a Pablo, 41 años, ingeniero industrial de Buenos Aires, trabaja con sistemas, le gusta el teatro, la música y también estaba en el crucero solo.
Como es de rico comer acompañado, ahí ya tenía amigo para el resto del crucero y sus respectivas actividades arqueológicas y de integración entre los otros turistas.

Volví a mi cuarto, tenía toda una obra de origami en mi cama con dos toallas de materia prima. Me habían tocado corazones y otros detalles bien particulares antes en otros hoteles pero nunca como los de acá. Tenía un cocodrilo del Nilo hecho con dos toallas, sonriendo muy profesionalmente y si a uno un cocodrilo del Nilo le sonríe a la entrada del cuarto imposible no sonreír de vuelta...El encargado de la limpieza era un egipcio muy amable que siempre estaba pendiente que todo estuviera bien. Debe tener el récord de propinas de todo el barco. (En el barco sólo trabajan hombres, ni una mujer) así fue durante los siguientes días, manta rayas, flores, pájaros, hechos con toallas, detalles que le alegran a uno el día.

El atardecer sobre el Nilo es algo bien especial, pasan manadas de patos volando en la misma dirección que el río, no sé para donde, van todos alineados con uno de guía en la punta y se repite todas las tardes. El sol va cayendo, las nubes se van poniendo rojas y anaranjadas, hay momentos donde uno sólo ve la silueta de las palmeras y árboles por lo rojo del cielo atrás hasta que el sol se va por completo. Esos últimos minutos de sol uno puede llegar a ver el movimiento, se va moviendo relativamente rápido, en cuestión de minutos el sol que estaba totalmente visible deja de alumbrar en el Nilo para empezar a alumbrar en otra parte del mundo.

En el antiguo Egipto, se creía que el sol era empujado por un escarabajo (los que empujan bolas de boñiga) gigante día y noche, en Kenya me tocó uno (adjuntó la foto) que es una asociación que me gusta. Me hubiera parecido bien interesante ser del grupo de personas que se inventaban las historias/religiones de aquel entonces, del porqué de las cosas para después difundir al pueblo, que personas tan creativas. Creo que tendría buena imaginación para tener historias bien buenas.

En un momento el barco tenía que pasar por unas exclusas para poder seguir navegando por el Nilo en el siguiente nivel. Esto sólo lo había visto en el Canal de Panamá pero nunca lo había vivido encima de un barco. Cuando nos aproximamos me subí con Pablo a ver como funciona la cosa. Pablo es una persona bien curiosa, se cuestiona como funciona todo, yo también soy bien curioso, a medida que iba subiendo el barco por el nivel del agua íbamos haciendo todo el análisis físico de lo que estábamos viviendo. Así pasaron los días en el barco. Fuimos a dos templos muy interesantes entre ellos el templo de Kom Ombo.

Kom Ombo es un templo dedicado a Sobek el dios cocodrilo, acá tenían total respeto por los cocodrilos, (actualmente cualquier respeto a los animales se perdió por parte de la mayoría de los egipcios) los consideraban divinos porque, al igual que los faraones, sabían en qué momento se iba a desbordar el Nilo y a qué nivel. Los cocodrilos desovaban sus huevos justo en un punto que el agua del río no los fuera a afectar. El templo muy interesante con muchas figuras del dios, cabeza de cocodrilo y cuerpo de humano. Había muchas momias de los cocodrilos, en ese entonces también momificaban estos animales, eran gigantes, hay unos de unos tres metros. Todos muy bien conservados.

Esto de conocer una zona/país en un crucero me parece una forma bien artificial de hacerlo. Cero contacto con locales, comida dentro el barco todo el tiempo, el contacto que uno tiene con la cultura es nulo. Cuando uno se baja para algún sitio están las personas que hablan inglés perfecto, que saben lo que uno debe hacer, para mi no es nada emocionante. Si no tuviera un año de vacación no sé sí me volvería a montar en uno, ni hablar de hacer uno transatlántico o de varios países por el Caribe. Conocer un país por 1 día de esta manera no va mucho con mi forma de viajar...

Por la noche teníamos una sesión se integración con los demás del barco, todos estaban muy preparados y elegantes para tan importante evento. Yo llegué con mi pantaloneta de baño. Para la fiesta de integración del barco tenía que tener mi pinta elegante, fui a mi cuarto me puse los jeans, mi camisa y me devolví a la discoteca. Ya se imaginarán la fiesta de integración con los integrantes de los países nórdicos y sus 76 años, hicieron bailes, todo tipo te entretenimiento, que para las personas de esa edad podrían ser apropiadas, para mi interesantes. El baile duró hasta que el recreacionista se sentó y eran las 10 PM. Hora de ir a dormir ya que la fiesta se había acabado.

Durante el día, cuando el barco navegaba, me subía al último piso donde quedaba la piscina me tomaba unas cervezas mientras disfrutaba del paisaje, el sentimiento si es muy rico, uno tener el Nilo con pájaros volando, búfalos metidos en el río, hombres montados en sus canoas remando, ni media nube en el cielo y uno acostado en una asoleadora. La piscina absolutamente helada, lo único que metí de mi cuerpo fue un pie para medir la temperatura. En ese punto uno ya conocía a las demás personas del barco, comentábamos cosas, casi siempre positivas de lo que estábamos viviendo. Ya conocía al masajista del barco, había ido a ver los precios pero se salían totalmente de mi presupuesto. Estaba muy tranquilo, se me acerca a decirme que podemos hacer un descuento especial para que me fuera relajado del barco. Terminamos negociando 1 hora de masaje por 25% de lo que cobraba el barco, (me imagino que no lo reportará) y tenía que prepararme que a la hora tenía una sesión de relajación.

Fui muy puntual a mi sesión, empieza el masaje durante una hora, música de relajación en el fondo, toallas limpias sobre uno y descansar. Esta sesión tenía un fuerte enfoque en mis pies que ha sido la parte de mi cuerpo que más duro le ha tocado en este viaje, no paran de trabajar por largas horas todos los días. Conclusión de mi masajista después de mi masaje: poco estrés, pies algo cansados.

Finalmente llegamos a nuestro último destino, Aswan. Aswan es famosa por los nubios (personas), que son bien diferentes a los egipcios del norte. Son mucho más negros, con rasgos más africanos, labios grandes, poco pelo. El Nilo acá se ve mucho más azul de lo normal, no sé por que será pero así es, hay muchas feluccas (veleros) con sus velas navegando sobre en Nilo que le da un toque de mucha tranquilidad. Veleros usando únicamente la fuerza del viento nada más para moverse por el río más largo del mundo.

Una vez en Aswan teníamos dos noches en el barco y nos teníamos que buscar donde dormir. Salimos muy temprano con Pablo a conocer unos templos que quedan en islas muy interesantes, nos cruzamos con unos franceses con los que viajaríamos al día siguiente y después nos fuimos a la represa de Aswan. Dicen que es de las represas más grandes del mundo. A los países si que les gusta tener lo mas de lo mas así sean pendejadas...

Esta represa la construyeron en 1970 después de mucho intento. Nasser, el persistente de ese tiempo, pidió un préstamo al Banco Mundial, se lo negaron, decidió nacionalizar en canal del Suez, los soviéticos le dieron una plata y pudo hacer la represa. Esta represa representaba tener mayor control de las inundaciones del Nilo y así aumentar la tierra cultivable en el país. Lo hacen por medio de canales. Hoy en día ya no hay inundaciones anuales del río sino que todo es controlado por los humanos. Subimos una represa grande pero no hay mucho que ver y la tienen muy controlada militarmente porque les llegan a tumbar la presa y el país entero se inunda. (Casi todo el país bordea el Nilo, lo demás es puro desierto).

Almorzamos en el barco, tuvimos tarde de relajación, yo me fui a dormir siesta sin muchos planes. Por la noche nos fuimos a caminar por el Nilo y vimos un barco cruzando al otro lado del Nilo con puros locales. Ya era tarde y oscuro, nos pareció buena idea subirnos ir al otro lado.

Para la cruzada en un barco de transporte público trataron de cobrarnos 5 veces el precio normal, pagamos el doble, sino no nos subían (detalles de estos egipcios que tumban al turista que no son nada buenos) y cruzamos el Nilo. Estábamos ahora en el lado oeste. Se fue la luz, sólo se veían luces al otro lado del río y la luz de la luna.

Toda la gente se montaba en una camioneta doble cabina con platón, donde el platón tenía un par de tablas a los lados que servían como asientos. Decidimos montarnos a una de esas camionetas en las tablas de atrás. Nos imaginamos que si empezaba en el cruce del río tarde o temprano llegaría a ese mismo cruce. Cuando nos íbamos a montar las tablas estaban llenas de mujeres, la mitad tapadas totalmente la otra mitad sólo el pelo.

Pablo se pudo sentar en un puesto de la tabla y a mi me tocaría en el piso. Me fui a sentar, en esas una mujer totalmente tapada se para y se siente en el piso, dándome su puesto. Dentro de mi contexto cultural eso no debería ser así, con mímicas le dije que yo me sentaba en el piso y ella en la tabla. Imposible que lo hiciera y me senté en su puesto... Acá toca aceptar su contexto y formas de vivir. Muy buena gente la señora pero quedé con un sentimiento malo que yo estuviera sentado y ella en el piso.

La camioneta arrancó, las mujeres medio nos miraban con la poca o nula luz que había. Les dije mis palabras en árabe, se reían. Les conté hasta 10 en árabe, se emocionaron, siguieron con el 11, 12 etc pero no he llegado tan lejos. Ellas siguieron contando en inglés, hasta el número 3 llegaron todas. Poco a poco dejaron de decir números y sólo una llegó al 10.

Esa fue toda la conversación que tuvimos, el carro andaba con las luces apagadas, los que venían lo mismo, a medida que se acercaban los carros prendían por unos segundos las luces, pasaban y las volvían a apagar. Me parece bien particular que no prendan las luces, puede ser muy peligroso... Por lo menos teníamos algo de luna y mientras no había conversaciones se oían los grillos cantando. Mi vecina de tabla tendría unos 60 años y en las curvas me cogía la pierna para sostenerse.

En un punto el carro se apagó, no prendía, nos bajamos los hombres a empujar, empujábamos con fuerza, las señoras se reían hasta que dio arranque y prendió. Lentamente todos los pasajeros se fueron bajando, sólo quedamos Pablo y yo.

El conductor preguntaba que para dónde íbamos, le señalamos el puerto, él no volvía más. Nos tuvimos que bajar a esperar a que otro carro pasara en la dirección contraria. Nos dejaron al frente de una mezquita, la única luz que había era la de la mezquita, era hora del rezo, los hombres se fueron acercando a rezar mientras Pablo y yo esperábamos.

Nos subimos en uno sin luces, sólo había una pasajera. Nos saludó en inglés, hablamos bastante. Era una enfermera en su mejor edad, de unos 25 años, esa noche tenía turno nocturno. Todo el recorrido estuvimos charlando muy querida. Llegamos al río, había más hombres egipcios, desde ese punto no volvimos hablar con la enfermera. Nos ignoraba por completo, en el barco cruzando el río, le hablé y me ignoró... Por lo visto no le puede hablar a los hombres, ella quiere y si no tiene esa presión social lo hace pero ahora la podrían juzgar... Eso me da duro, me parece triste, injusto, estúpido. Ni nos despedimos.

Me quedan pocos días por Egipto, voy al sur extremo del país al templo de Abu Simbel y después rumbo a El Cairo, para coger mi vuelo a Turquía.

Los quiero,

CHB


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