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Mama Chungu, Tanzania 2009

miércoles, 21 de mayo de 2014

Noches mágicas en Estambul, Turquía‏





















De vuelta por Turquía, es rico volver a un país que uno conoce, pero nunca como llegar a uno sin conocer, donde todo es diferente y el cerebro está asimilando todo tipo de estímulos nuevos. La migración buena, ni media pregunta, me pusieron el sello en la misma página que los otros sellos de Turquía... Eran las 7AM, finalmente no recibí respuesta de algún Couch Surfer. Iba rumbo a el hostal donde me había quedado la vez pasada. En pleno centro histórico.

Acá ya hay muchas menos mujeres tapadas, eso me gusta, muchas con el pelo tapada pero muy muy pocas con la cara tapada. Salí del aeropuerto para el metro, después tenía que conectar con el Tram. Casualmente el año pasado estaba por acá en la misma temporada. Hace frío, los árboles empelotos sin ninguna hoja, los andenes todo lo contrario, están llenos de flores de colores que le dan a uno la bienvenida a este país.

El cielo estaba muy nublado, con ganas de llover. El metro muy moderno, los turcos muy diferentes a los egipcios, color y olor del sudor también varía totalmente, más abiertos y amigables. Después de un tiempo ya había conectado en el tram y había llegado a mi destino, Sultahmed. Algo como la Candelaria de Bogotá. Donde están todos los hostales, la mezquita azul, santa Sofía y turistas miles de turistas. Creo que me mal acostumbré a no tener más turistas al lado mío, definitivamente no me gusta mucho. Los países y su gente cambia mucho cuando tienen esta cantidad de turistas todo el tiempo.

Seguí caminando, empezó a lloviznar muy lento, cero grave la mojada, iba caminando y reconociendo sitios y detalles. Una escalera que me había gustado, un vendedor de nueces al que le había comprado el año pasado, me impresiona la capacidad de memoria del cerebro. La mezquita azul muy imponente ahí parada, con pájaros volando sobre su techo, caminar por ahí es una buena experiencia. Estaba bien cansado, no había dormido nada, además mi backpack pesaba 6 kg de más por unas piedras que compré en Egipto y mi espalda ya lo sentía.

Mi cansancio, la cantidad de turistas y el clima influenciaron mi ánimo a quererme ir rápido de Estambul, de un año para acá los precios se doblaron, ya no cobran en liras turcas sino en euros... Eso es mala señal para un turista como yo, más y más turistas llegando, los precios por los cielos y se va perdiendo mucha autenticidad del país y su gente.

Encontré un hostal bueno, no había camas en ese momento, tenía que esperar a la 1 PM a que me dieran mi cama. Yo tenía que dormir estaba bien cansado, esos vuelos a las 2 AM que lo dejan a uno muerto...el señor de la recepción me ofreció un sofá y allá fui a dar. No me había bañado, tenía el pelo sucio, cansado, no estaba en mi mejor momento. El sofá quedaba afuera de los dormitorios, a medida que pasaba el tiempo los backpackers se empezaban a despertar. Este ambiente me gusta, gente de todo el mundo queriendo conocer el mundo como a mi me gusta conocerlo. Hable con mi hermana en Australia, el internet rápido, bueno, no como en los países de África que estuve. En esas me escribe un couch Surfer que me está esperando en su casa para hospedarme.

Se abre la puerta del cuarto 1, sale una niña muy muy linda, con el pelo algo corto que sólo le da para tener una cola de caballo, con legis y su ropa del día en la mano directo al baño para alistarse, nos saludamos en inglés, ella se metió al baño, se bañó, mientras se bañada se oía la voz de ella cantando. Muchos puntos a favor para una persona que cante en la ducha.

Salió, subió a la recepción, pidió una noche adicional. Yo seguí ahí echado reposando. Salieron dos personas más, nos saludamos y me subí con ellos al restaurante del último piso para conocer gente. El restaurante tenía una buena vista al Bósforo (el mar que divide Asia y Europa en esta zona del mundo) se veían las nubes grises, nada de cielo azul y algunas gotas.

En el restaurante estaba sentada la niña del cuarto 1 hablando en español con un chileno, los saludé, nos pusimos a hablar los latinoamericanos, ahí conocí a Caio.

Caio, una argentina de 20 años, con una cara muy linda, medio morena, una sonrisa que me gusta y usa mucho, muy querida y está viajando sola. Empezamos bien, me gustan las mujeres que viajan solas, dice mucho de ellas. Como diría cualquier argentino toda una potra. Está trabajando en Austria como niñera de los hijos de una princesa, tiene unos cuentos de príncipes y princesas que a estas alturas, me parecen un poco locos. (Los osos de peluche tienen collares de oro, para el cumpleaños de un hijo se cansa de abrir tantos regalos y ni los mira, canguros saltando por los jardines) Trabaja 15 días intensamente, le dan 15 días libres (igual que muchos petroleros de campo) y está viajando lo que más pueda.

Nos pusimos hablar, me mostró unos vídeos de un festival de cine de su país. Tenía dos tatuajes visibles y uno en el pie que yo le había visto por la mañana. Me gusta saber los significados de los tatuajes de cada persona, me los explicó, en ese momento ya empecé a sentir una fuerte atracción física y química con ella, el cansancio se me fue y nada de descansar y mucho menos ir a dormir a donde el couch Surfer. Ella tenía planes de ir a caminar por la ciudad, ir a la mezquita azul, lo que fuera saliendo. Le dije que yo podría ser su guía privado por lo que yo ya había estado antes, así fue.

Salimos, seguía la llovizna, cientos de turistas, todos con sombrillas que hacen una ilusión óptica de ocupar más espacio de lo normal, en ese punto ya no me importaba que hubiera miles o millones de turistas. Estaba tranquilo en Estambul, por lo visto me iba a quedar más tiempo del planeado. Íbamos entrando a la mezquita, empezaron a sonar los típicos cantos del rezo, en los altoparlantes, un sonido muy típico de los países árabes que me gusta siempre y cuando no sea el de la mañana, (5AM) era la ahora de rezar por ende cierran la mezquita para los turistas. Pasos a seguir ir a mi sitio favorito de Estambul, la cisterna.

Construida hace 1,500 años, era el reservorio de agua de los romanos en aquel entonces, es un tanque subterráneo gigante muy bien montado. Son cientos de columnas romanas, con unas luces amarillas en el piso y está a medio llenar, para que los turistas puedan caminar entre la cisterna. Es bien interesante, hay un par de medusas en las columnas, se crea un ambiente muy bueno. Mientras estábamos abajo, Caio saca su termo de agua caliente, su mate, prepara la bebida caliente,  caminábamos, tomábamos mate argentino, es increíble como los argentinos llevan el mate como sí fuera su pasaporte a todas partes...

A Caio le gustó el sitio, yo feliz de estar otra vez ahí. Nos quedamos un buen rato hablando de la vida, en un sitio como escondido donde no llegaban muchos turistas, hemos leído un par de libros en común, comentamos de ellos, salimos, ya había escampado y el rezo se había acabado. Nos fuimos directo a la mezquita azul.

Nos dan nuestras bolsas para meter los zapatos, por ningún motivo un zapato puede tocar el tapete de una mezquita, todo el mundo se los quita, imposible que no exista un leve olor a pecueca, Caio se tapó el pelo con una bufanda que tenía y entramos. Es vulgarmente conocida como la Mezquita azul porque adentró está llena de azulejos que le dan su color. El nombre oficial es la de Sultan Ahmed, fue construida en 1616.

De las mezquitas que conozco es de mis preferidas, tiene techos muy altos, con mucha escritura en árabe y puras decoraciones islámicas, ninguna imagen, ya que es prohibido para los musulmanes. Tapetes rojos con líneas azules donde los hombres rezan diariamente mirando a la Mecca.

Nos quedamos un buen tiempo ahí sentados, mirando y disfrutando la mezquita. Hay unas lámparas gigantes llenas de bombillos prendidos a unos 3 metros de altura, algunos musulmanes rezando y muchos turistas adentro. En la parte de atrás tiene unos compartimientos especiales para que las mujeres recen.  Nos pusimos a leer de mi lonely planet la historia de la mezquita, Caio se veía bien linda con su pañoleta encima, le dije eso, se puso muy nerviosa, me quitó la mirada, de ahí en adelante poco me miraba a los ojos, buen indicio. Nos quedamos un rato, después nos fuimos a caminar por un parque que me gusta mucho, lleno de pájaros y árboles sin hojas.

Lo rico de volver a sitios es que uno no tiene que ir a lo turístico sino que vive más la ciudad, me puedo quedar 3 horas viendo los loros (las ciudades que tienen loros volando me gustan más de lo normal) en el parque volar, hacer sus nidos, las familias caminando, los turistas tomando fotos. Eso hicimos toda la tarde, caminamos, hablamos, llegamos hasta el Bósforo, nos devolvimos. El ambiente también ayuda mucho para que el momento se vuelva perfecto, que me hablen con acento argentino lo vuelve más especial para mi. Fuimos almorzar a un restaurante turístico, en esta zona los restaurante son para los turistas y ya, poco probable ver a otro turco comiendo ahí, esos son detalles que no me gustan. Nos pedimos nuestra comida, un par de cervezas Efes, mucho más fácil conseguir trago acá que en Egipto, después de varias horas llegamos al hostal.

Estaban los demás backpackers en la zona común del hostal parchando, nos quedamos un rato. Caio llama a su mamá por skype, me la pasa, ella me pide que porfavor cuide a su hija. Muy tierna, la entiendo perfectamente, veo a mi mamá ahí pintada preocupada por su hijo/a viajando solos por el mundo. Salimos todos a caminar. Había un sitio con buena música en vivo, la música en vivo me gusta, con un bailarín haciendo su demostración típica. (Obviamente acá ni medio turco, puro turista) Decidimos ir a sentarnos, nuestra mesa quedaba al frente de la tarima, teníamos mejor sonido y vista directo del bailador.


Es un hombre con su traje típico que da muchas muchas vueltas sin parar y sin marearse. Me habían contado algo de mirar a un punto fijó todo el tiempo, le miré los ojos y efectivamente los dejaba mirando un solo punto. Este señor tenía un gorro alto y una falda muy grande que se elevaba a medida que daba vueltas sobre su propio eje, a nosotros nos llegaba el viento que producía la falda. Caio decía que estaba con frío por tanta vuelta del señor bailarín que nos mandaba oleadas de aire frío.

Ya era de noche, todo el centro lo iluminan muy romántico, puras luces que alumbran de abajo para arriba, a esa hora se siguen viendo pájaros volar, una luna llena y grande en el cielo. Estambul de noche es otro cuento.

Probabilidad de un beso con alguien que uno conoció por la mañana en Estambul con la que puede haber atracción: 90%

Mucho más alta que en muchas otras ciudades, todo por el ambiente y la energía que hay.

Caminamos hasta el obelisco, ahora lo veo diferente, entiendo un par de jeroglíficos, sé donde está el nombre del faraón y conozco el templo de donde se lo trajeron. Eso de ir atando cabos mundialmente me emociona mucho, que diferencia mi apreciación del obelisco el año pasado donde no sabía nada a este punto donde entendía mucho de su pasado y razón de ser. Les conté lo que sabía a los demás y seguimos caminando. Empezó hacer bastante frío, compramos unas cervezas y nos fuimos al hostal.

El cuarto que me habían asignado era bien grande, lleno de gente y el de Caio estaba desocupado hasta ese momento, pedí que me pasaran a ese y así fue. Empezamos a tomar, charlar, había una gringa muy particular que le gustaba contar todas sus experiencias sexuales detalladamente, contaba de tamaños, posiciones, tríos y cosas que no a mucha gente le interesa saber sobre la vida sexual de ella. Había un par de suizos, muy puestos en su sitio, cada vez que esta mujer habría la boca quedaban impresionados, me encantaba la cara de asombro de ese par, me tenía que reír de la situación. Tenía a Caio a mi lado derecho, en el restaurante del hostal mirando al bósforo. No parábamos de reírnos de los cuentos de esta gringa.

Caio me gustaba y mucho, más de lo normal. Estuvimos todo el día en esa ciudad caminando, hablando y sonriéndonos. Mi cansancio nada que se sentía, estaba feliz y tranquilo. En ese punto tenía muchas ganas de darle besos a la mina (niña en léxico argentino) que tenía a mi lado derecho. (Con esta mano de argentinos que me he encontrado ya estoy hecho un experto en léxico argentino, de vez en cuando se me sale un "Che boludo"). En un momento todos se bajaron, nos quedamos Caio y yo solos, le mandé la cara y nos empezamos a dar besos en la boca.

Si que me gustan los besos con lengua, los disfruto bastante.

El beso, un acto muy importante en el cortejo de algunos animales, en especial primates y loros. Los labios tienen muchas terminaciones nerviosas que mandan impulsos eléctricos al cerebro, que a su vez libera oxitocina, dopamina y adrenalina al torrente sanguíneo, he aquí la magia del beso. El cuerpo se empieza a llenar de hormonas muy positivas y naturales con efectos muy beneficiosos para los dos participantes del beso. Nada más rico que un buen beso.

Volvieron los demás integrantes, seguimos charlando un tiempo, era tarde y para los cuartos. Para fortuna nuestra no había nadie más en nuestro dormitorio de 4 camas, a Caio y a mi nos gusta mucho un cantante Uruguayo que se llama Jorge Drexler, lo pusimos, en un parlante que me regaló mi mejor amigo para mi viaje, tuvimos una muy buena noche.

Nos levantamos, había un cielo azul afuera con bastante sol, el sol tiene influencia directa en mi estado de ánimo, desayunamos muy turco en el hostal, miel, huevos, varios tipos de quesos y la nutella local. Nos alistamos, me puse mi pinta elegante que estaba limpia y olía rico gracias a mi parada en El Cairo y me eché perfume. (segunda vez en el paseo que lo uso). Esa noche llegaba un grupo grande al hostal, todos teníamos que ir a buscar donde dormir, obviamente no íbamos a buscar cuarto compartido en esta ocasión con Caio. Pasamos al hostal del frente, tenían un muy buen cuarto con una cama doble, baño privado y cuadros de Turquía en las paredes, esa fue nuestra selección. Teníamos un día de relajación. Ya era el último de Caio en Estambul y tenía que devolverse a trabajar a su palacio.

Íbamos a caminar por la ciudad, caminamos cogidos de la mano al Gran Bazar, como es de rico caminar cogido de la mano de alguien que a uno le gusta y este año no me había tocado. Dicen que el bazar fue el primer centro comercial del mundo, lleno de todo tipo de tapetes, joyerías, bufandas, tejidos, lámparas que es casi imposible no comprar (la vez pasada me compré una y tuve que llevarla en la mano todo el recorrido), muy pocas artesanías con figuras humanas, debe ser por la religión porque por lo general muchas artesanías son representando humanos o animales, acá no. Nos tomamos unos jugos de naranja, yo me comí unos platos ricos de cordero, Caio es vegetariana entonces ella no. Son cientos y cientos de locales, uno camina por todas partes hasta que uno se pierde, al final uno siempre termina encontrando una salida.

Ahora nuestro destino el mercado de las especies, yo era el guía del día por lo que ya conocía y me gusta caminar por calles conocidas, entramos y están las montañas de diferentes especies con colores muy vivos y el olor de varias especies. El olor de este sitio si que lo tenía presente. El bazar mucho menos grande que el gran bazar pero con sus mismos techos altos y medio redondos. Caio estaba con mucha hambre, ahora íbamos en busca de un restaurante para ella. Encontramos uno con un balcón, una vista muy buena a una fuente y mezquita. Encontramos un puesto en el balcón debajo de un árbol sin hojas, había un pedazo de pasto, yo me acosté, me quede dormido bien profundo. Estaba muy cansado, después que Caio almorzara y esperara un tiempo me despertó y seguimos. Esas siestas express sí que me convienen a mi.

Hora del postre, la iba a llevar a comerse el postre más rico que existe en este país. Desde ese punto me acordaba perfecto como llegar al restaurante. Pasamos por varios locales donde venden queso, a uno le dan una pequeña degustación (yo siempre pruebo esas degustaciones, ese era mi plan cuando acompañaba a mi mamá al mercado en mi infancia) caminamos por unas calles bien pobladas de gente, donde uno siempre está tocando a alguien mas mientras camina, a la distancia veo el restaurante. Pedí el postré y llegó.

Kunefe, un pedazo de queso redondo, con una capa de otro queso asado por encima, bañado en syrup con polvo de pistachos en la parte de arriba. La apariencia a primera vista no es muy buena pero el sabor es de otro mundo. Apenas lo pusieron en la mesa mi boca empezó a salivar bastante preparándose para probar esa delicia. Más rico imposible, a Caio le gustó y con eso ya había cumplido mi labor de guianza. Llevábamos caminando un buen tiempo, fuimos al Bósforo, nos sentamos un rato a ver los ferrys pasar de lado a lado. Las gaviotas volando, los señores en el puente pescando con sus cañas bien largas y el cielo azul. Al lado teníamos una pareja de viejitos muy tiernos, la señora ponía su cabeza en el hombre de su esposo mientras miraban el mar...

Seguimos caminando hacia el hotel con el Bósforo al lado y entramos a la ciudad por el parque donde se ven los loros, el sol seguía ahí encima sin media nube que hacia el clima no fuera tan frío. Había mucho movimiento en la vida de los loros, unos hacían sus nidos, otros volaban cerca, cantaban, nos sentamos en una banca un par de horas con el plan de hablar, ver y tomarle fotos a los loros. Qué mejor plan que ese. Yo me acosté en las piernas de Caio, cámara en mano, e íbamos identificando buenas fotos, Caio las identificada y yo las tomaba, a ella no le gusta de a mucho, ni la fotografía ni las fotos.

Mi preocupación del día era que un loro, que estaba perfecto para una buena foto, moviera la cabeza para que la luz le pegara y se le vieran los colores. Después de un buen tiempo la movió y la preocupación desapareció. Nos íbamos inventando diferentes historias de los loros, había unos que se cambiaban de nido no sabíamos si por perdidos o porque el otro nido era más cómodo y grande, así se nos pasó la tarde. Nos tocaron dos loros en proceso de cortejo, donde finalmente la hembra accedió y el loro macho la montó, muy emocionante ver eso.

Cualquier cosa linda que le decía a Caio me decía que era un "chamuyero" significa como "embustero" en Argentina.

Nuestras mamás, las dos son profesoras, hablamos mucho de eso, estoy seguro que tiene un impacto positivo en la educación de sus hijos, primero porque saben como tratar varios casos de la infancia de uno por experiencia y segundo porque están tiempo con uno. Yo siempre tuve a mi mamá conmigo, por tarde mi mamá llegaba a las 4 PM a la casa después del trabajo es algo que no tiene precio. Me parece triste que ahora los niños sean criados por niñeras, empleadas, y sus mamás en oficinas hasta altas horas de la noche. Con unos sueldasos (el sueldo de un profesor en Colombia no bueno) que le dan para pagar esas empleadas, niñeras, carros buenos, apartamentos de inversión, viajes lujosos de contados días al año (por cuestión de días de vacaciones) y ver a sus hijos los fines de semana... No entiendo como un carro nuevo puede generar mas satisfacción que criar personalmente a sus hijos. Cada cual con sus prioridades de vida... No puedo estar más agradecido con mi mamá por la educación que me dio.

Se empezó a ir el sol, nos devolvimos caminando al hotel, descansamos un rato con buena música de fondo, es bien rico tener un cuarto propio. Salimos al rato a comer con los suizos y el chileno. Restaurante de sólo turistas, el suizo decía que estaba impresionado con los restaurantes en Turquía ya que sólo ponían música en inglés y occidental, él sólo había ido a estos restaurantes y asumía que todos eran así... Cada uno se lleva una percepción de cada país según su forma de viajar. Durante el día Caio me había contado que le encantaban los Mentos de frutas y tenía que comprarle unos de sorpresa para que se llevará para Austria. Mientras traían la comida, me salí a buscar los dulces, los encontré, antes de entrar me puse a buscar a la luna entre los edificios. El dueño del restaurante me ve buscando algo y me dice que qué estoy buscando, se rió con mi respuesta, me dijo donde la podía ver, la vi y volví a entrar al restaurante. Estoy tratando de ver la luna todos los días en este viaje (cuando hay).

Comimos, fuimos a dar una vuelta para despedirnos de la ciudad de noche juntos y finalmente para el hotel. Los trabajadores de este hotel son particularmente queridos y sonrientes. Pusimos música y nos pusimos hablar. Paso muy muy rico con ella y me gusta. Caio se iba al día siguiente en un vuelo a medio día hacia Austria.

La recogerían a las 9 AM para llevarla a aeropuerto. Nos despertamos con alarma, Caio se empezó a arreglar, le di sus Mentos, mi pulsera de Colombia y muy puntualmente llegaron por ella... Nos despedimos, me dice "vos sos muy lindo y me gusta pasar mi tiempo con vos" y se fue... Salió del cuarto, del hotel, la puerta de la van se abrió automáticamente, ella se sentó en el primer puesto y se fue...ojalá la vuelva a ver, me encantaría.

He estado pensando uno porque se apega tanto con las personas que se cruza mientras viaja, una de las conclusiones actuales es que cada uno está en su mejor momento, sin preocupaciones, con ganar de ver cosas nuevas, sin presiones y pues uno siempre está con esa camiseta puesta que hace que el bonding sea mucho mas intenso. Por lo menos con Caio fue muy intenso.

Yo ya no tenía mucho más por hacer en Estambul, pero tenía que esperar 10 días para irme a Irán, (en esos días están de año nuevo y todo está lleno y caro)... Me podía quedar en Turquía o buscar otro destino. Busqué posibilidades, Turquía había estado el año pasado, entonces Gerogia, Bulgaria, Grecia, países cercanos y vecinos. Busqué tiquetes, había una buena opción para Atenas y así fue. Más barato un vuelo que un bus, eso todavía no lo entiendo. Al día siguiente ya tenía vuelo para Atenas. Para terminar mi plantación le escribí a un par de couch surfers en Atenas para ver sí me podían hospedar. Ese sentimiento de que en menos de 24 horas iba a estar en un país que no estaba en mis planes, nuevo para mi me gusta. Además estaba buscando unos días de relajación y no hacer nada. Que mejor que las islas griegas. Me bañé bien largo, me cambié cuarto a dormitorio otra vez, fui a pagar y Caio ya había pagado todo sin decirme nada...

La gringa y los suizos también se habían pasado a nuestro hostal, estaban ahí parchando, me acompañaron a mandar mis piedras egipcias de 6 kg por correo a Colombia. La oficina de correos muy grande e imponente, la mandada me costó mucho mas que las piedras pero es lo único que puedo hacer, no puedo cargar nada conmigo por 9 meses....los suizos tenían vuelo y se fueron. Nos quedamos la gringa y yo caminando por la cuidad.

Nos salimos del circuito turístico, entramos a barrios mucho más auténticos, ropa colgada en las paredes, precios muy bajos en liras, familias caminando juntos, fuentes con niños corriendo a los lados. Partidos políticos haciendo propaganda para sus candidatos. Caminamos bastante hasta que volvimos al parque de los loros. Ella se fue y yo me quedé sólo ahí, me puse a escribir, a ver las personas pasar. Estoy disfrutando mucho también estar solo, ahora lo necesito mucho más que antes. Periodos de tiempo donde me tiro al pasto, pienso y no hago nada más.

Comí otra vez cordero, a mi cuerpo no le sienta muy bien esa carne y no lo había descifrado antes, anocheció, me senté al frente de la mezquita azul con la fuente que cambia de colores cada 10 segundos a escribir, me comí una mazorca que venden en la calle parecida a las colombianas y para el hotel. Mi cuarto de 8 camas estaba lleno, uno saluda a los otros viajeros, salí para charlar con el de la recepción, cuando me despedí le di las gracias por todo y le agradecí, le dije que había sido muy buena gente conmigo. Iba caminando a mi cuarto y me grita "Colombia", me devuelvo, me dice que el cuarto que había usado la noche anterior nadie lo iba usar, que me pasara a ese sin pagar extra por nada.

No podía de la felicidad, fui por mis maletas, de nuevo para el cuarto amplio con los cuadros turcos a dormir en esa cama doble. Mucho bacán el de la recepción, puse música, me bañé largo, me fui a dormir muy feliz, que mejor forma de despedirme de Turquía.

Muy temprano arranqué hacia el aeropuerto del lado asiático, estaba especialmente feliz, tiene que haber mucha influencia en las hormonas que uno produce cuando está con alguien que le gusta con el sentimiento de felicidad. Tenía mi iPod puesto cantaba un poco, medio bailaba, una de la seguridad del aeropuerto me vio y se reía. En el counter conocí un grupo de gente de Malasia que también iba para Atenas, eran como raros pero queridos, uno había estado en Colombia y Honduras. Me dio nombres de hoteles en Irán que me recomendaba. Sacaba cientos de tarjetas de hoteles de todo el mundo, me dijo que trabaja en eso, le dije sí turismo y no respondió...Pasé seguridad, sello en el pasaporte y me fui por mi cuenta a esperar el avión.

Los aeropuertos me gustan, gente de muchas partes del mundo moviéndose por diferentes razones, me gusta ver las pantallas de los vuelos, destinos, muchas ciudades que nunca en mi vida había oído, aerolíneas,  como cada aeropuerto se adapta a la cultura de donde está ubicado. Siempre asocio un aeropuerto o vuelo con felicidad, la montada en avión también la disfruto.

Llegó la hora de abordar, ningún couch surfer respondió y me figuró buscar hostal, en la puerta del avión trancaron a una de las del grupo de Malasia, el que me había hablado no estaba con ellos. Me subí al avión, al tiempo llegó un policía buscando a los demás del grupo de Malasia. Desde la ventana veo que llega una van de la policía, abren la puerta y meten a las personas de Malasia. Cierran la puerta del avión y arrancamos. Mi análisis fue que eran malayos con papeles falsos con intenciones de quedarse de ilegales en Europa, el que me habló los lleva de la mano hasta el último aeropuerto y se desaparece, que conociera Colombia y Honduras también podría ser para mandar gente a Estados Unidos, pero bueno, menos mal no estuve con ellos más tiempo en ese aeropuerto y les dieran por confundirme.

El momento más emocionante de la montada en avión para mi es la despegada, vuelo sobre el Mediterráneo donde uno ya ve varias islas con el cielo totalmente azul. Las azafatas de este vuelo han sido las más lindas que me han tocado en mi vida, se los dije, una se puso roja, las dos me sonrieron y después de una hora de vuelo nos dan la bienvenida a Atenas.

Estaba en territorio griego, se me venían un par de días en Atenas y cuadrar mis islas a visitar no me puedo quejar en lo más mínimo. Mi cuerpo se está mal acostumbrando.

Lo de "Che  boludo" era un chiste, no se me ha salido ningún Che boludo a mi.

Los quiero,

CHB

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