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Mama Chungu, Tanzania 2009

lunes, 26 de mayo de 2014

Casas con puertas abiertas en Rhodos y montañas blancas en Turquía
































Me levanté a las 4 AM para poder llegar a tiempo a mi Ferry de las 6AM, mi idea principal era buscar el bus público que, en teoría, salía una hora antes de cada Ferry. Empaqué mi backpack, me puse mi chaqueta, bufanda y a caminar rumbo a la estación de bus. No había ni media señal de luz ni sol y mucho viento frío. Por las noches y madrugadas hace mucho frío, pero al empezar a caminar el cuerpo se empieza a calentar. La siguiente opción era irme caminando hasta el puerto que a mi me parecía algo corto, tenía una hora y media para llegar al puerto. No había ni medio carro, un par de estrellas en el cielo y con mi música puesta. Caminé una media hora en camino al puerto hasta que un taxi pasó, paró, me dice que sí sigo caminando no voy a llegar a tiempo a mi ferry, entonces me monté al taxi. Un griego muy buena gente, con el que charlé a punta de mímicas.

Llegué, todavía no amanecía, me quedé esperando en la sala de abordar, a lo lejos se ve el Ferry llegar, todo lo que involucra el atraque y desatraque del Ferry me gusta, los marineros lanzan unas cuerdas a tierra firme donde personal de tierra las hala hasta llegar a unas cuerdas muy anchas con las que se aseguran que el barco no se mueva, la puerta principal se empieza a abrir, una vez abierta empieza el movimiento de carros y pasajeros para afuera, una vez estos salen uno embarca.

Mismas escaleras eléctricas que el otro, tenía que buscar una cama donde dormir, encontré un sofá que sería mi cama por un buen rato. Tenía 15 horas, las primeras me las dormí todas, poca socialización tuve, había un par de pasajeras de unos 70 años con sus trajes típicos griegos, unos atuendos negros con unos bordados de colores muy vivos, unas botas y una pañoleta que medio les cubre la cabeza, se ven muy tiernas. No creo que a mis hijos les toqué ver mujeres en Grecia vestidas así... Después de 15 horas llegué al puerto de Rodos.

No había investigado nada de la isla, sólo sabía que era la única opción que tenía para llegar a Turquía de donde salía mi avión para Irán. Antes de llegar leí que en esta isla era donde quedaba el famoso Coloso de Rodos, otra de las maravillas del mundo antiguo. Llegué de noche, tenía un mapa del mi hotel de la noche, busqué couch surfers pero no encontré, a caminar se dijo. Salí del puerto principal, lo primero que veo es una ciudad amurallada, muy bien amurallada. Murallas de piedra altas e imponentes construidas hace 2,800 años, muy diferentes a las ciudades amuralladas que conocía. Según mi mapa mi hotel era muy cercano, fue un poco más lejos de lo que pensaba, la gente muy colaboradora, casi todos hablando con su acento griego que después de una media hora de sudorosa caminata llegué a mi hotel.

Los hostales por esta fecha están cerrados por no ser verano entonces en esta ocasión tenía un hotel. Nada más rico que llegar de una caminata de esas a un hotel. Me quitó la maleta de adelante, después la de atrás, la camiseta empapada de puro sudor y el cuerpo con ganas de una buena ducha. Música, bañarme y a dormir, tenía que descansar para mi siguiente día.

Tenía que cuadrar cómo me iba a ir hacia Turquía, fui a la oficina de turismo, la señora muy atenta y querida me da instrucciones, el próximo Ferry sería en dos días, que me parecía más que perfecto. Un Ferry de dos horas y listo. Ese día casualmente era jueves, había mercado a las afueras de la ciudad amurallada. Los mercados son sitios a los que me gusta ir mucho, obviamente en estos países son bien diferentes a lo que estoy acostumbrado en los pueblos colombianos y demás países en desarrollo. Nada de gritos ofreciendo su cebolla, las vestimentas de los vendedores es como la mía y no está ese olor típico a plaza de mercado. Con mi papá íbamos mucho a las plazas de varios pueblos de Santander, a tomarnos un buen jugo de guanábana en leche.

Me fui caminando bordeando la muralla hasta que llegué al mercado, los vendedores vestidos como yo pero los clientes no. Viejitas muy tiernas con sus carros para meter sus verduras y frutas, muchas de ellas con su bastón en mano y su ropa típica griega. Eso me emocionó bastante, no me lo estaba esperando. Todo tipo de verduras, frutas, las mandarinas más jugosas y dulces del paseo. Las señoras compraban sus frutas, se iban caminando hacia adentro de la ciudad amurallada, viven adentro de la ciudad.

Había una viejita bien coja cargando su carro y con la otra mano un bastón, me le acerqué con señas le dije que yo le llegaba su carro y que ella caminara tranquila. Me sonrió con un par de dientes faltantes y me dio su carro. Las velocidades de caminata entre ella y su bastón comparado al carro y yo era considerable, eso hizo que toda la entrada a la muralla la detallara cuidadosamente. Uno entra, las calles de piedras pequeñas redondas, casas de verdad donde la gente vive. Ventanas abiertas con matas florecidas, muchas puertas abiertas, donde uno mira hacia adentro y ve la casa, la televisión, el radio, los inquilinos viviendo. Nada más lindo que un pueblo/ciudad que tenga las puertas abiertas. Me encantaría vivir en un sitio donde la puerta de mi casa estuviera siempre abierta, que sí pasa la vecina y estoy cerca a la entrada nos saludemos y siga. Algo parecido a el gran pueblo de Mompox... Las calles son tan estrechas que no caben carros, sólo motos y muy pocas. Pura gente caminando, un par de gatos rondando, enredaderas en las paredes y ventanas pequeñas en los segundos pisos.

Da para caminar horas, sobre todo en esta área, ya en las muy centrales están las joyerías, perfumerías y almacenes para turistas que a la fecha están cerradas y no es que me llamen mucho la atención, así se me pasaron un par de días, dos más de los pensado por causa de los fuertes vientos entre la isla y Turquía que no dejaban al Ferry cruzar.

Fueron días muy tranquilos de caminar mucho por la ciudad, hay un casino muy grande que fui a entrar y cobran 6 euros por entrar de impuestos, en este caso yo no entré. Ya era de noche, me devolví a mi hotel por la playa, me subí los pantalones, me quité las sandalias y a caminar. La playa no es de arena sino de piedras pequeñas. Aparte del sonido normal de las olas, que me encanta, cuando la ola se va, las piedras se ruedan para abajo produciendo un sonido bien bien rico.

Finalmente ferry confirmado, llegué al puerto, había un barco con bandera turca, un barco que vi muy pequeño, uno acostumbrado a esos tamaños griegos los turcos parecen de juguete. Había un par de viajeros más y pues a charlar se dijo. Mis preferidos unos holandeses de unos 40 años, renunciaron a sus trabajos, salieron hace dos meses de Holanda en bicicleta rumbo a Hong Kong, todo pedaleando. A uno se le cruzan personajes que saben disfrutar la vida. Yo en este momento estoy más que disfrutando mi vida, como debe ser.

El Ferry muy cómodo, los de la tripulación preocupados por el colombiano, creían que necesitaba visa y no tenía, no me creían que no necesitaba, les mostré mis sellos de Turquía, quedaron más tranquilos. Me senté al lado de los holandeses, me regalaron unas galletas y mi intención era ir directo a Estambul para coger mi vuelo a Teherán. Por tantas cancelaciones tuve que cambiar mi tiquete un par de veces y tenía un par de días de holgura antes de volar. Me puse hablar con ellos, resulta que Pamukkale, un sitio bien conocido de Turquía me quedaba en la vía. Cambio de planes ya no iba para Estambul sino para Pamukkale.

Las dos horas del Ferry muy buenas, uno tiene montañas bien verdes, llenas de árboles, el azul del Mediterráneo, una que otra nube, cuando uno estaba afuera, gotas saladas le caían a uno en la cara por el viento por las olas del mar. Uno se va aproximando a Marmaris, se ven muchos edificios, de nuevo varias mezquitas con sus muy típicos altoparlantes y las mujeres con el pelo tapado otra vez...

Nunca había entrado a un país vía marítima, ni media pregunta, sello en el pasaporte y de nuevo en Turquía.

Repuesta de un buen lector para complementar mi Mail de Turquía:

"El problema de Turquía es que después de ser un país laico desde Mustafá Kemal Pachá (Ataturk), el actual presidente lo está volviendo religioso y cada vez introduce obligatoriamente la educación religiosa. Mucha gente joven se ha revelado contra un gobierno que no permite el disenso pero los han reprimido….es un país que ha sido ´milagro´en lo económico pero que vá de mas a menos…"

Adicionalmente están empezando a controlar muchas páginas de internet.

Eran las 2 PM, tenía que caminar hasta la estación de bus que en teoría quedaba cerca, empecé a caminar y nada que veía la estación. Había una moto en dirección contraria andando, me vio medio perdido, le hice señas para que parara, paró, le digo "Otogar" (estación de bus en turco), me hace señas para que me suba en su moto y así fue. El conductor, mi backpack en mi espalda, mi maleta pequeña en mi pecho y yo, poco espacio quedaba en esa moto.

El muy bacán me llevo hasta la estación de bus, que quedaba bien lejos, no me cobró nada y se fue. Compré mi tiquete de bus rumbo Pamukkale, los buses muy modernos y tecnológicos, con azafata abordo, tienen WIFI, en este viaje si que me he dado cuenta la cantidad de tiempo que uno pierde inútilmente con internet. En Facebook, instagram y mil otras herramientas de hoy en día. Es muy fácil caer en eso, internet en todas partes y con mi iPod me puedo conectar en todas partes, no deja que uno se desconecte. Ahora trato de usarlo para reportarme con mi familia, pero nada más, sino me quedo sin leer y escribir lo que tenía en mente...

Me tocó un vecino turco que quería practicar intensamente su inglés conmigo, entonces no paramos de hablar. Le gustaban las estadísticas, cualquier pregunta que le hacía de Turquía me le tenía cifra, "por el turismo Turquía recibe 11 billones de USD al año" y así durante unas 4 horas, tenía que cambiar de bus, mi vecino me llevó a mi nuevo bus, me dió su celular por sí necesitaba algo y se fue.

Llegué al pueblo a buscar hostal, encontré una cama en un dormitorio de 8 camas, estaba bien cansado, me bañé, llegué mal acostumbrado de los hostales griegos que las sábanas huelen rico, el baño tiene jabón y papel higiénico, le dan toalla. Por estos lares como que no...salí y ahí estaban los demás integrantes del dormitorio. Un japonés, un australiano y cuatros indios. Todos muy buen onda. Serían mis compañeros para visitar Pamukkale al día siguiente. Me dormí de inmediato.

Me levanté, era domingo, el domingo que la periodista de Semana me dijo que iban a publicar mi artículo. Prendo mi iPod, José Riveros, un amigo del colegio me había puesto el artículo en Facebook. El artículo había salido, estaba muy emocionado, escalofríos de felicidad, la emoción toca compartirla en estos casos, les conté a los de mi cuarto el cuento y me felicitaban. Es chistoso. Hace 5 años estaba en India viajando solo, era mi cumpleaños y nadie me felicitaba... Hasta qué le dije a mi compañera de viaje tailandesa, Suchada, que había conocido allá que estaba cumpliendo años, ahí ella se preocupó por que mi cumpleaños fuera más especial.

El artículo me gustó mucho, no me la creía, meterme a Semana, ver mi foto con los gorilas en la página, no sólo en la página sino en la revista física que yo leía todas las semanas estando en Colombia.

Acá de los mando,

http://www.semana.com/gente/articulo/colombianos-que-le-dan-la-vuelta-al-mundo/382076-3

De ahí en adelante me empezaron a llegar mensajes, mails y todo tipo de comunicaciones hablando del artículo, muy muy emocionante. Pusieron una parte de mis mails donde explicaba de los gorilas, hubo un leve error sobre mi trabajo anterior, pero todo lo demás perfecto. También contaban las historias muy buenas de otros colombianos en cuentos similares que el mío. Desde ese entonces me han metido más de 100 personas a Facebook y 600 personas se metieron al blog. Increíble lo que hace un artículo.

Desayunamos, nos fuimos con los indios para Hierapolis, donde queda la famosa montaña de Pamukkale que significa palacio de algodón. Salimos caminando desde el pueblo, se ven varias montañas nevadas por varias partes, en menos de 10 minutos ya teníamos la montaña blanca en frente de nosotros. Es totalmente natural, hay agua corriendo por sus paredes todo el tiempo. Pagué la entrada, caminé hasta donde empieza la piedra blanca, en ese punto toca quitarse los zapatos.

Toca caminar descalzo sobre la piedra. Me imaginé que el agua era salada, la probé y no. Antes de caminar creía que era bien resbaloso y tampoco. Tiene mucho grip esa piedra. Mientras caminábamos hablábamos de India, especialmente de Mumbai de donde ellos son, de viajar y de la vida. Hablan con el acento típico indio que me gusta mucho. Me gustan los acentos. Todos tienen mi misma edad, me están esperando para meternos una buena rumba cuando llegue a Mumbai. Bien rico el sentimiento de saber que voy a estar en India en un par de meses en una discoteca con ellos y viendo India desde su punto de vista, paseando por el mundo, increíble.

Hay varias piscinas blancas sobre la montaña, unas naturales otras artificiales, cuando uno camina en las artificiales es bien resbaloso y esa es una manera de identificarlas (también se ve un muro bien artificial). Seguimos caminando, hay muchas aguas termales, se cree que el agua que brota en estos lares tiene muchos poderes, como haberle quitado muchas arrugas de la cara a Cleopatra cuando estaba por acá. Era una ciudad bien importante de su tiempo, al fondo de la montaña se veía un teatro al que fuimos caminando.

Los teatros griegos me gustan mucho, este en especial es bien grande. Cuando uno llega por la entrada tiene la tarima abajo y nevados al fondo, qué más le puede pedir un teatro a su entrada. Nos quedamos un rato ahí, los indios querían cantar su himno nacional en la tarima pero estaba cerrada, no pidieron y nos devolvimos.

Mi tiempo en Turquía se terminaba, quedé en verme con mis amigos en Mumbai en un par de meses, lo máximo tener conocidos locales y nos despedimos. Cada uno para destinos diferentes. El australiano también iba para Estambul, decidió irse conmigo por la noche y perder la noche que tenía ya pagada. Lo único que yo necesitaba era que fuéramos en puestos diferentes porque tenía una chucha pesada que esperaba no aguantármela por 14 horas...

Llegada a Estambul, ya las calles están con tulipanes de todos los colores alegrando la vida de varios. Muchos dicen que es tirar la plata a la caneca, a mi me parece toda una inversión, cielo azul, despejado. Nada más rico que moverse en una ciudad donde uno sabe como y donde quedan las cosas (obviamente en el área que conozco), volví al hostal donde los bacanes que me habían dado cuarto grande antes, se emocionaron cuando abrí la puerta, me dicen que mi cuarto grande está esperando por mi...era mentira, esta vez sí dormitorio con 8 personas. Tenía un día entero en Estambul, me compré unas cervezas y me puse a escribir, en plena escritura llegaron dos turcas de 20 años a charlarme y alegrarme el rato. Más tarde ya empezaba a prepararme psicológicamente para mi viaje a Irán.

Levantada temprano, tram, metro, check in, control de pasaporte, no me creían que yo era el de la foto, yo sólo le sonreía a la niña de migración, llamó a su vecina, me ponía de perfil, serio, me quitaba las gafas, saqué mi iPod, les mostré mi foto corporativa, la muestro bastante y nadie me cree que somos el mismo, me prefieren como estoy acá y yo también. Ahí sonríe, estampa el pasaporte y me deja pasar.

El vuelo con Turkish muy bueno, había volado con ellos del Cairo a Estambul pero no era persona cuando me subí al avión y no me acuerdo de nada. En este caso, hay un chef en la entrada del avión con su respectivo sombrero blanco, (no creo que en realidad él prepare la comida) debe ser puro show pero le da aúno un toque de exclusividad. Nada de alcohol por lo que íbamos rumbo a la república Islámica de Irán, jugo de naranja natural, menú de comida para los de económica y un gran vuelo. Teníamos un avión al frente que también iba para Teherán, desde la ventana uno lo veía hacer una curva que después el mío hacia. Me sentía en caravanado con el otro avión. En el vuelo muchas montañas nevadas que no me esperada.

Después de 2 horas aterrizamos, las mujeres se tapan todas su pelo ya que la ley lo exige y ya estaba en territorio Iraní. En la República Islámica de Irán.

Los quiero,

CHB

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