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Mama Chungu, Tanzania 2009

lunes, 5 de mayo de 2014

Columpios que dan toda la vuelta en Alejandría, Egipto




















El tren llegó muy puntualmente 2 horas y 25 minutos después de haber salido de El Cairo a las 7:30 AM, ya estaba en Alejandría.

Ciudad fundada en honor a Alejandro Magno, Alexandros fue un libro que tuve que leer en el colegio y me encantó. Ahora yo estaba ahí parado en tierra de Alejandro Magno y Cleopatra.

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Su biblioteca de Alejandría

El faro de Alejandría (una de las maravillas del mundo antiguo, que ya no existe)

La mezcla entre cultura egipcia, griega y romana (primero llegaron los griegos con Alejandro Magno y después los romanos, Diana Uribe dice que Egipto en ese entonces era el granero de Roma)

Estaba haciendo mucho más frío que en El Cairo, salí de la estación del metro, le pregunté a un local por la biblioteca de Alejandría, me dijo que caminara hacia el mar y de ahí a la derecha. Así fue, me fui caminando hacia el mar y en la mitad estaba una oficina de turismo oficial. Me gusta mucho esa idea de estas oficinas, una persona con muy buen inglés asesorándolo a uno para que uno disfrute más el país. La ayudante muy querida me dijo que un día para Alejandría era muy poco que mínimo dos. Yo ya tenía mi tiquete de tren comprado para devolverme a las 7PM. Me cuadró un itinerario y me fui a caminar por el malecón.

A medida que iba caminando me iba gustando cada vez más esta ciudad. Mucho más amigable que El Cairo. Le gente más sonriente, amable. Alejandría tiene 4 millones de habitantes, mucho menos que El Cairo. Debe haber una correlación negativa muy marcada entre población de ciudad vs amabilidad de sus personas. Entre más grande una ciudad más cerrada su gente, en un pueblo minúsculo la gente es mucho más abierta y amigable. 

El malecón tiene todo el mediterráneo al frente, color aguamarina y gaviotas volando. Los malecones y la vida asociada con estos me gusta. Este tiene su parecido al de La Habana, sólo que por las noches faltan los instrumentos y música caribeña. Pescadores con sus cañas de pescar en busca de pescados grandes. Parejas de novios sonriendo, comiendo helado del mismo vaso y cogidos de la mano (en un país árabe estos afectos son poco comunes), niños y sus familias con patinetas, patines y bicicletas. Risas muchas risas. El sonido del mar al fondo. Dicen que la vida en la costa es más sabrosa y lo creo firmemente. Debe ser que el mar tiene una influencia positiva en el ánimo de las personas. Me tenía que quedar más tiempo en este sitio, por lo menos un día más.

Mi primera parada, la biblioteca de Alejandría. En su tiempo esta fue la biblioteca más grande del mundo, todo documentado en papiros, los barcos que venían tenían a que traer libros e información de su procedencia, los copiaban todos y los devolvían. En un momento desapareció por completo, existen varias hipótesis del motivo de su destrucción pero nada certero. La actual es un homenaje a la antigua y un homenaje muy bien montado. 

Me fui caminando por el malecón y habían un hotel justo al frente mío, subí a verlo en un ascensor bien antiguo (tipo París y Estocolmo que ponen el ascensor después de construir el edificio). Tenían un cuarto que al abrir la puerta, era imposible no dormir una noche ahí. Techos altos, una lámpara en el centro muy árabe, dos camas impecables y vista al mar. Uno abría la ventana que era una puerta entera y viento puro sobre la cara de uno que le mueve el pelo y todo. Había la opción de un hostalito un poco más barato o este. Mi decisión fue este. Pedí todo tipo de descuentos y me los dieron, ya tenía hotel para esa noche. Definitivamente mis ánimos guerreros no son los mismos que antes.

Ya tenía mi hotel, ahora si a la biblioteca. La entrada se veía interesante pero no refleja nada comparado a su interior. Afuera había un Cinnabon, fui a dar directo allá siguiendo el olor de ese sitio. Puede ser muy globalizado y todo pero como no comerme un cinamon roll acá. Compré uno con extra chocolate y para la terraza a disfrutar de esa delicia.

Ya era la hora de entrar, pagué la entrada, pasé todos los chequeos de seguridad y entré a la biblioteca. Es un sitio absolutamente increíble, gigante, tiene sillas para más de 2,000 lectores, techos muy altos y miles de libros. Son varios niveles y desde el último uno puede ver el primero muchos metros abajo. Nada de celulares ni ruido, la gente habla pasito, estudian y leen. Hay un ambiente de tranquilidad pura. No me imaginé que fuera a estar tan impresionado con este lugar, dicen que es la biblioteca más grande del mundo por espacio. No sé en espacio pero en mejor ambiente lo es. Me quedé un buen rato ahí y ahora caminar hacia la estación de tren para cambiar mi tiquete.

Los tiquetes no se pueden cambiar si faltan menos de 48 horas de que salga el tren, nada que hacer mi tiquete para devolverme lo iba a perder. Atrás de la cabina, el jefe de la estación pregunta que qué pasa con el "foreigner" me sonríe y me dice que no hay problema que puedo hacer el cambio que quiera y así fue. Ya tenía tiquete para el día siguiente.

Mi siguiente destino, un castillo que está encima de donde quedaba el famoso Faro de Alejandría. La caminada fue por todo el malecón, había un punto con muchos columpios bien viejos y oxidados, había un niño que era todo un maestro para el tema a tal punto que el columpio y el niño daban la vuelta entera y no sólo una vez, muchas. 

Ese era uno de mis sueños de chiquito y en Colombia nunca me tocaron. Me quedé un rato viéndolo sonriendo, el dueño de los columpios me invitó a montarme, era un poco chiquito para mi y yo estaba sólo... Cualquier falla mía o del columpio era una ida a la clínica asegurada y sin nadie que me lleve a una clínica complicado... Tocó cumplir ese sueño en otra ocasión, le agradecí al señor y seguí mi camino muy emocionado de saber que esos columpios si existen.

Después de una buena caminata llegué al castillo, afuera venden todo tipo de recuerdos, conchas, collares, corales y caparazones de tortuga, eso si me parece una salvajada que maten a las tortugas para comérselas y vender su caparazón....el castillo es bien lindo, construido en el 1,250 por un sultán,  queda en toda la punta de la bahía. Entré, en todo el centro tiene una bandera bien grande de Egipto, rojo, blanco y negro. (No deberían permitir el color negro en las banderas, las vuelve menos amigables).

Entré al fuerte para darle toda la vuelta, al lado mío tenía a un par de amigas que me perseguían y yo las perseguía, una con el pelo tapado, su amiga totalmente tapada de negro, guantes y todo solo se le veían sus ojos. Es como cuando uno está en una discoteca y sabe qué mujer lo está mirando a uno que toca ir a charlarle directamente. Así fue, me les fui directo y les pregunté si querían una foto juntas. Muy nerviosas me dicen que no y siguen su camino. La que me respondió fue la tapada y eso me gusta. Ese juego duró una media hora, me pasaban al lado y les decía "Hello again" se reían y se iban. 

A la salida ya era hora de acabar con el juego y me les volví a acercar, preguntándoles sus nombres, ahí empezó la conversa. No muy fluida por el inglés, pero por lo menos había conversa. La tapada se reía bastante también, igual que la del Cairo. Tienen tan mentalizado su islam que podrían ser felices de ese estilo de vida...Les dije que estaba buscando un restaurante muy recomendado de mariscos y se pusieron la tarea de llevarme hasta la puerta. 

Tenían 20 y 19 años, me preguntaron si estaba casado, ninguna de las dos estaba casada, que de dónde era, y que qué opinaba del Islam. Mi repuesta, "muy interesante",

La tapada me dice "Sólo interesante?, Yo amo el Islam" en esas hay un buen viento que le mueve su velo y muy preocupada se manda la mano al velo para que no le pueda ver nada de su preciada piel. La no tapada tenía una foto de ella sin el pelo cubierto de fondo de pantalla en su celular, le pregunto si es ella me dice que sí pero se pone muy nerviosa que le hubiera visto el pelo en una foto y esconde su aparato....llegamos al restaurante las invité a entrar, me rechazaron y se fueron. 

Me comí unos buenos langostinos mediterráneos, era el único comiendo sólo y todo el mundo me miraba. Al frente tenía una pareja comiendo, la mujer totalmente tapada. Para comer se ponen una mano debajo del velo y lo mueven cuando se van a meter el tenedor en la boca. Pero sin dejar ver nada de piel, el velo es suficientemente largo para cubrirlas mientras comen, me impresiona y mucho, así sean felices detrás de eso. Ya era hora de descansar, me fui a mi hotelaso y caí como una piedra, ver una cama vacía al lado no es tan emocionante, uno se pone a pensar que sería chévere que alguien estuviera ahí acostado, cosas buenas y no tan buenas de viajar sólo...

Dormida muy buena, levantada tarde con la vista del Mediterráneo desde mi cama, ducha con buena música, agua caliente y arrancar el día. El encargado de mi desayuno fue Ali, un señor muy tierno dueño del restaurante de abajo del hotel. Acá todos se llaman como el papá con algunos de los varios nombres de "Allah" y hay pocos nombres, los más comunes,

Ali
Mohammed
Hammed

Cuando ellos me preguntan mi nombre se los digo, yo les digo que quiero adivinar el de ellos, casi siempre he acertado. Acá uno habla con los hombres, casi nunca con las mujeres, muy parecido a India...

Mi primera parada el Pilar de Pompei, me fui caminado a donde creía que era y pedí ayuda en una plaza. En ese momento todo el mundo se preocupa por el "foreigner" vienen, miran, charlan, apuntan, todo en árabe. Uno vió la foto de mi destino y me hace entender que él me va a llevar. Así fue, un viejito muy tierno que hasta me cogía del brazo para cruzar las calles, nos subimos al tram y no me dejó pagar por mi tiquete. Él me invitó. Hablamos lo que yo sé de árabe (hola y gracias) puras señas, país, tiempo en Egipto y nada más. La gente se ríe cuando nos ve hablando con pura mímica. Nos bajamos del tram, el viejito me ayuda a bajar, me lleva hasta la puerta, se despide, me da la mano sonríe y se va....

Entró al sitio, ni un ser humano más adentro y dos esfinges cuidando una columna de 50 m. Construidos hace 2,000 años. Es muy imponente y emocionante, que eso hubiera sido hecho hace tanto tiempo, imaginarse  esto funcionando es algo que hago mucho cuando estoy en estos sitios. A caminarse todo el sitio, hay muchos edificios al lado que ven esto todos los días, ya deben estar acostumbrados que ni lo deben mirar. Había una señora tendiendo la ropa en su balcón me mira, me saluda y sigue con su ropa. Detalles que a uno le alegran su día. 

Ahora tenía que caminar hacia las Catatumbas, una mezcla entre las momias egipcias y las Catatumbas romanas. Era una caminada de 10 minutos que a mi me tomó 1 hora. Empecé a caminar en la mitad de un barrio con muy buena energía, niños en su bicicleta, vendedores de frutas y verduras encima de sus burros, (los burros mucho más grandes y en mejor estado que los de Etiopía), los edificios de unos 7 pisos y balcones llenos de ropa secándose. 

En el camino había un panadero haciendo el pan típico de acá, muy parecida a una panadería Turca. Se veía bien rico, le pedí un pan. Me lo dio, me sonrió y no me cobró. Me senté un rato ahí mientras me comía mi pan y la gente entraba, saludaba al panadero y a su ayudante, se reían y se iban contentos con su pan. En Cuba yo me iba por las mañanas a la panadería más cercana e igual que acá, se saludan preguntan por sus familias(allá si entendía el idioma) y se van. La gente que se sabe el nombre de su panadero y todo lo que esto involucra debe ser más feliz que las que no. Yo nunca me he sabido el nombre del panadero que hace mi pan...Qué le pasa a la gente que no está en contacto con los turistas en este país son muy especiales y generosos.

Seguí mi camino, había un vendedor de jugos de naranja, en Bogotá con los de mi oficina nos tomábamos un buen jugo de naranja a diario, me tomé mi jugo y le compré uno a mi amigo panadero. Se lo llevé, no me lo quería recibir, se ponía la mano en el pecho como agradecimiento pero nada. Después de mucha insistencia me lo aceptó y se lo tomó.

Llegué a las Catatumbas y acá si que se ve la influencia grecoromana, esculturas griegas al lado de los dioses egipcios en sus procesos de momificación, muy interesante. Única persona en las Catatumbas al igual que en el museo de Alexandria que fue mi siguiente parada. Muchas de las piezas fueron encontradas en el mar y muestran fotos de las expediciones recuperándolas.

Salí, hay muchos cafés con señores fumando narguila, este país es bien conocido por las narguilas, van se sientan solos, les sacan su narguila y se ven filas de señores fumando, sólo hombres. Había un partido de fútbol de unos niños y había un par de amigos los con un pie descalzo y un zapato. Se comparten el par de zapatos para jugar fútbol, un zapato cada uno...deben ser mejores amigos. Ya era hora de devolverme de esta gran cuidad, y me fui para el tren. A la devuelta tenía a Mohamet al lado un ingeniero químico que trabaja para una petrolera muy importante sin parar.

Tenía día de relax en El Cairo que sería mi último día en esta ciudad. No hice mucho y mi único plan era comprar mi tiquete de bus para Hurghada, mi siguiente destino. Me fui en el metro, a la salida del metro fui yo el que tenía que tener la posición de tumbar una puerta y empujar con mucha fuerza. Uno se siente victorioso cuando sale de ese vagón. Fui a la estación de bus lo compré sin problema y a la devuelta no le cabía ni media persona a ese vagón. En una estación estaban todos empujando, me pareció buena idea sacar mi iPod y hacer un video. Lo saco, empiezo a grabar y el tipo de al lado me mira mal y empieza a gritar como un loco. Después del grito todo el mundo en ese vagón mirándome no muy amigablemente. Quien dijo miedo. Me empieza hablar fuerte en árabe y en este momento mi árabe es de principiantes. Lo que logré entender que que porque estaba grabando. En ese punto yo ya estaba bien nervioso, sudando, sentía gotas cayéndome de la frente y mis axilas empapadas, todo de los nervios. Esta gente creyendo que yo era un terrorista haciendo vídeos quien sabe para qué... Me señala mi bolsillo, me dice que saque mi celular, que le muestre todas mis fotos y que las borre. Yo muy sumiso, con esta gente apoyándolo a él, y no al único turista que le da por estar en este país por estos días. Lo saco, le muestro el video y lo borro. Otro tipo dice "tiene más vídeos", querían ver mis otros videos y fotos. Empezaron a pasar una por una y pues puros selfies y fotos turísticas mías. En ese punto se dieron cuenta que no era un terrorista, se tranquilizan ellos, yo no, yo seguía sudando y bastante. En la siguiente estación el que gritó se bajó sin decirme nada y yo sólo pensaba en irme al día siguiente de este país.

Llegó, Hassan, un señor y me dice "We are so sorry, welcome to Egypt". Que welcome ni que cuentos, en ese punto no le quería hablar a nadie. Él me siguió hablando, me dijo que por favor los entendiera, están paniqueados por la situación de seguridad y ven a un extranjero barbudo haciendo vídeos en el metro... Puede tener razón. Me dijo que me quería invitar a almorzar y así fue. Se bajó conmigo en la estación y me llevó a un restaurante típico a comer cuchari, una mezcla de lentejas, pasta, cebolla frita y salsa picante. Comimos muy rico. A él le gustaba tomar agua de mi vaso, me pareció como raro pero acá eso es bien común. Charlamos de la familia de la vida, comimos arroz con leche de postre, me preguntó que si lo conocía, yo le canté la canción colombiana, "arroz con leche me quiero casar..." me pidió mi Mail, no me dejó pagar nada y nos despedimos.

Me fui a caminar por el Nilo, en esta zona del Cairo todo es privado entonces me metí a un restaurante para ver el atardecer y a dormir.

Despedida muy madrugado al día siguiente de Catalina y Eduardo, obviamente me habían preparado una lonchera poderosa y para Hurghada a bucear en el famoso Mar Rojo.

Los quiero,

CHB 

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